«Nadie merece morir ahogado»
Un doctor de Médicos Sin Fronteras narra las dificultades de su misión en alta mar
El Mundo, , 14-05-2015Desde que llegué a Malta el 18 de abril, más de 1.700 personas se han ahogado en el Mediterráneo y, por desgracia, parece que 2015 será el año más mortífero desde que se tienen datos. A los políticos europeos les ha costado responder y, aunque han triplicado la financiación de la operación Tritón, no parece que vayan a variar su misión específica en favor de un mandato de búsqueda y rescate con un radio de acción más próximo a las costas de Libia y a la zona donde se producen las muertes.
En los medios se debate sobre un posible efecto llamada de las operaciones de rescate en el Mediterráneo. Sin embargo, las personas que necesitan rescate y atención médica en el mar no pueden esperar a que se logre una solución a largo plazo de paz y justicia social en lugares como Siria, Libia, Eritrea o Irak. Estas personas merecen, al menos, una oportunidad. Nadie merece ahogarse en el mar.
Mis seis compañeros en este proyecto son veteranos de Médicos Sin Fronteras (MSF), pero es la primera que llevamos a cabo una operación en un barco. Un proyecto de seis meses de operaciones de rescate, salvamento y asistencia médica exige mucha preparación. Los días se suceden entre trabajos logísticos, reuniones sobre seguridad en el barco y explicaciones del capitán. La seguridad es clave.
En las instalaciones del buque MY Phoenix, con capacidad para 300 personas, se han colocado enormes pegatinas en las ventanas adviertiendo que no se permiten armas a bordo. Según los cálculos, en la nave podrían darse tres partos durante este periodo de rescates, con un promedio de 55 nuevas personas a bordo cada día durante los seis meses de misión. Para atenderlos, la clínica está equipada con equipos médicos esenciales.
El primer rescate se produjo ni siquiera 24 horas después de que el buque zarpara de Malta: el mediodía del domingo 3 de mayo. Tres horas y media llevó subir a las 369 personas a bordo. Todas recibieron agua, ropa, comida y una manta; aquéllas que lo requerían recibieron atención médica.
Cualesquiera que sean las razones por las que comenzaron sus viajes desde Eritrea, Bangladesh, Nigeria o Siria, han debido atravesar, en muchos casos, una especie de infierno. Esta misión, obviamente, salva vidas y alivia el sufrimiento humano. Pero también constituye, de manera intencionada, una declaración política que apunta a los gobiernos europeos, gobiernos que están utilizando el Mediterráneo como valla fronteriza y niegan, de manera deliberada, una misión con la capacidad de búsqueda y rescate adecuada en las aguas de las que son responsables por convención internacional y por cualquier norma de decencia humana. Es necesario crear vías seguras y legales para que estas personas, legítimamente desesperadas, soliciten asilo sin poner sus vidas en riesgo de esta manera.
Simon Bryant es doctor de Médicos Sin Fronteras en el buque ‘MY Phoenix’, que ha rescatado a 779 personas.
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