EL argumento pueril, falaz, oportunista y deshonesto del efecto llamada puede valer como sostén para aumentar la altura de las vallas, del mismo modo que atribuir el fenómeno a la actividad de las mafias puede valer para quien le alcance con eso para lavarse la conciencia. Pero como explicación sólo le pueden servir a un descerebrado que haya abdicado de la obligación intelectual de intentar comprender por qué suceden las cosas.

Podemos intentar abjurar de nuestra responsabilidad, pero ser el continente de destino debería suponer alguna.

Haber saqueado el continente de origen y esclavizado a sus habitantes durante siglos también debería suponer una responsabilidad.

Haber aprobado y respaldado invasiones que han generado guerras de las que ahora escapan sus víctimas debería suponer una responsabilidad.

Ser consumidores de productos cosidos o ensamblados por niños esclavos debería suponer una responsabilidad.

Haber bombardeado Libia y destruido su Estado y haberse desentendido después debería suponer una responsabilidad.

Haber alentado a la oposición siria a iniciar una rebelión y después quitarse de en medio debería suponer una responsabilidad.

Formar parte de las instituciones internacionales que aplican en todo el mundo modelos de desigualdad y miseria debería suponer una responsabilidad.

Ser socios comerciales y cómplices políticos de los sátrapas que someten a quienes deciden huir para buscarse un futuro debería suponer una responsabilidad.

Levantar alambradas y coronarlas de concertinas para que no entren por tierra debería suponer una responsabilidad.

Tener guardias civiles en la frontera que disparan pelotas de goma en lugar de arrojar salvavidas a inmigrantes que no saben nadar debería suponer una responsabilidad

Construir barreras de aranceles para que sus productos tampoco puedan entrar en Europa debería suponer una responsabilidad.

Considerarnos con derecho y autoridad moral para dar lecciones de derechos humanos y democracia a todo el mundo, según cuestiones de oportunidad política, desde Corea hasta Cuba y desde Irán hasta Venezuela, pero saltándonos Guinea, México, Arabia, Israel o Marruecos debería suponer una responsabilidad.

Disponer de los medios para evitar tragedias y no utilizarlos debería suponer una responsabilidad. Tener un gobierno que plantea como solución hundir barcos debería suponer una responsabilidad, porque ya supone una vergüenza.

Contamos los muertos por miles. Que no nos digan que no podemos hacer nada.