El Gobierno italiano paga 35 euros
al día por inmigrante a los Ayuntamientos
que cuentan con centros de
asistencia o acogida para extranjeros
en su municipio, o a las asociaciones
que los gestionan. «En 2014,
no teníamos un límite presupuestario.
Lo que nos gastábamos en el
centro de asistencia, el Gobierno
nos lo reembolsaba después. Pero
este año puso como límite 35 euros
al día por inmigrante, y a veces es
difícil cubrir todas las necesidades
con ese dinero», se lamenta Francesco
Gugliotta, teniente alcalde de
Pozzallo, un pueblo que acoge un
Centro de Primeros Auxilios y Asistencia
para inmigrantes .
La cifra de los «35 euros» se ha
hecho popular en Italia. Ni una, ni
dos, ni tres personas, sino muchas
de la provincia de Ragusa –a la que
pertenece Pozzallo– se quejaron a
esta periodista de que el Gobierno
se gaste esa cantidad en los inmigrantes
a costa de subir los impuestos
al contribuyente italiano.
Por su parte, los partidos de derechas
han aprovechado para cargar
contra el primer ministro italiano,
Matteo Renzi, editando un cartel
con el dibujo de una patera repleta
de inmigrantes y la siguiente leyenda:
«Vacaciones en Italia. 35 euros
al día. Alojamiento, comida, crédito
para llamar por teléfono y cigarrillos
», en referencia a lo que se les
facilita a los inmigrantes cuando están
en los centros de acogida.
Allí pueden quedarse entre seis y
nueve meses, el tiempo que el Gobierno
tarda en aceptar o denegar
su solicitud de asilo. En Ragusa había
antes una base militar estadounidense,
que se reconvirtió en un aeropuerto
civil con el fin de la Guerra
Fría. Desde allí, se traslada ahora a
la mayoría de inmigrantes que llegan
hasta Sicilia u otras provincias
de Italia. «No tendrían que llevarlos
a otras provincias, sino a otros países
de la UE. ¿Por qué tenemos que
soportar nosotros toda la presión inmigratoria?
», se preguntan muchos
italianos, que consideran que su país
ya hace suficiente salvándoles de la
muerte en el mar.