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«El problema no son sólo los muertos, son también los vivos»
El teniente de alcalde de Pozzallo, un pueblo siciliano rodeado de 19 centros de acogida, ante el alud de inmigrantes
El Mundo, , 22-04-2015Son tantos los inmigrantes que llegan que el teniente de alcalde de Pozallo, Francesco Gugliotta, ya pierde la cuenta. «El lunes desembarcaron 98, había 57 hombres, 13 mujeres y 28 menores», detalla tras consultar las estadísticas con la responsable de Protección Civil. «El 13 de abril llegaron 110, el día 14, 168», sigue enumerando. Pozzallo es un minúsculo pueblo costero del sur de Sicilia.
Allí la Guardia Costera italiana traslada a la mayoría de inmigrantes que rescata en medio del mar. Los lleva también a Augusta (Sicilia) y a la isla de Lampedusa, porque son los tres puertos italianos más cercanos a la costa de Libia. En 2014, Pozzallo recibió más inmigrantes que habitantes tiene el pueblo: 30.000. Y este año el flujo es aún mayor.
«El problema no son sólo los inmigrantes que mueren y de los que todo el mundo habla, sino también los que llegan vivos», afirma el teniente de alcalde. Y la situación no es fácil de resolver. ¿La Guardia costera no debe acudir cuando recibe un aviso de socorro? ¿Y si los salva, qué debe hacer después? Italia ya no sabe dónde meter a tantos inmigrantes.
En el puerto de Pozzallo hay un montón de barcazas destartaladas de madera, colocadas una encima de la otra, legado de las travesías que los inmigrantes hicieron para llegar a la costa italiana. Algunos con más fortuna. Otros, con menos. También hay agentes de la Guardia de Finanzas, y de la Guardia Costera, que se niegan a hacer declaraciones a esta periodista. Sólo se limitan a decir que «están en alerta las 24 horas». En un lateral del puerto también se levanta una gran estructura, que antes era un depósito y en los últimos años se ha habilitado como Centro de Primeros Auxilios y Asistencia para inmigrantes (CPSA).
En esas dependencias los extranjeros rescatados en el mar están dos o tres días. Allí se les identifica, se les somete a una revisión médica y se les facilitan ropa y productos de higiene. Después se les traslada a los denominados Centros de Acogida y Solicitud de Asilo (CARA). En Sicilia hay tres. Pero ante la llegada masiva de inmigrantes se han habilitado otras instalaciones de forma «extraordinaria». Así han empezado a aparecer centros como setas.
Un ejemplo: Ragusa, la provincia a la que pertenece Pozzallo, que es más pequeña que Guipúzcoa, tiene 19 centros de acogida extraordinaria de inmigrantes. En Italia hay 1.657, según el Ministerio de Interior. Médicos sin Fronteras asegura que el año pasado llegaron 170.000 inmigrantes a Italia por el canal de Sicilia. Una olla a presión por explotar.
En Ragusa, los sentimientos ya son contradictorios. La provincia es un territorio agrícola, donde hay invernaderos y campos de labranza. Se cultivan cereales, tomates y uva, que se exportan a la UE. Antes, en el campo se empleaba a gente de la zona. Ahora trabajan inmigrantes, dispuestos a cobrar poco y en negro. Antes,en la provincia también había turismo, pero ahora la avalancha de extranjeros ha reducido el número de visitantes. «A la gente que viene de vacaciones no le gusta verlos», dicen los vecinos de Scoglitti, otro pueblo de la provincia.
«¿Qué debo hacer cuando veo una barca con inmigrantes? ¿Mirar hacia delante como los burros y no avisar a la Guardia costera?», se pregunta Francesco, un pescador que no quiere facilitar su apellido. Según explica, alguna vez ha tirado las redes al mar, y ha sacado restos humanos. Es verdad que el Mediterráneo se está convirtiendo en un cementerio.
«Son personas como nosotros. No los podemos dejar morir en el mar», es lo que todo el mundo afirma de entrada en Ragusa, antes de que empiecen los peros. Ayer en Scoglitti se celebró una pequeña ceremonia al lado del mar, en recuerdo de los inmigrantes muertos en el naufragio de un pesquero el domingo. Participaron autoridades provinciales, y asociaciones de inmigrantes.
La mayoría de los inmigrantes que llegan a Pozzallo son de Siria, Eritrea, Palestina, Somalia y Sierra Leona, según el teniente de alcalde. Es decir, muchos proceden de países en conflicto. Sin embargo, todos parten de Libia, donde el caos generalizado facilita la actuación de los contrabandistas. Tanto el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados como Amnistía Internacional han denunciado que los países de la UE aceptan muy pocos solicitantes de asilo y mientras no se abran vías legales para llegar a Europa la gente se seguirá tirando al mar.
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