El negocio con los inmigrantes ha desembocado en la mayor tragedia en Europa. Cerca de 900 personas se hunden en un naufragio en el Mediterráneo; luto y preocupación por la cantidad de inmigrantes fallecidos a lo largo de este siglo. Este horrible suceso nos muestra las situaciones en sus países de los que quieren huir para cubrir las necesidades básicas de la vida, por miedo, por escapar de la guerra, etcétera. Lo sucedido nos debería hacer ver la necesidad de aplicar medidas más eficaces para impedir estas tragedias y castigar con dureza a quienes juegan con los sueños de estas personas que arriesgan su vida por una mejor.— Clara Ainhoa Marcos Díaz. Alcorcón, Madrid.

Noticia terrible. Casi evito escucharla. No la aguanto. La miro solo de reojo. Quiero olvidarla cuanto antes y seguir entreteniéndome con fútbol, corrupción y demás manjares informativos digeribles. Pero me avergüenzo. Siento que ser persona es no ignorarla. De acuerdo. Me la voy a poner en primera línea. Lo que más quiero desear es que se acabe con la pobreza extrema productora de inmigrantes. Dicen que Europa hace aún menos que hace un año para evitar estas muertes. Protestaré y haré todo lo que pueda. En estas elecciones votaré al partido que con más eficacia se proponga luchar contra la pobreza mundial. Pero no sé cuál es. Me parece que ninguno nos garantiza luchar a fondo contra los mil millones de personas que están hoy mismo muriendo de hambre y miseria.— Pablo Osés Azcona. Fuengirola, Málaga.