Desde el comienzo del conflicto en Libia se está produciendo un mayor colapso en los centros de acogida italianos debido a la llegada masiva de inmigrantes a sus costas. El problema no solo ha afectado a las infraestructuras encargadas de acogerlos, sino que también ha avivado situaciones de rechazo social que hacen que se genere un conflicto de mayores dimensiones. La solución depende no solo de organizar el flujo de llegada de barcos y pateras, sino de analizarlo a nivel europeo y proponer compromisos con los países implicados. Es una cuestión que lleva años encima de la mesa y sigue sin tener visos de solucionarse. Traspasar toda la culpa hacia los países origen de la inmigración es lo más fácil, pero no lo más adecuado. La postura que se requiere desde la UE es la de plantearse en serio la adopción de medidas.