Cerca de 400 personas podrían haber muerto tras el naufragio el pasado lunes de una embarcación en aguas del Mediterráneo, según denunció ayer Save The Children. La organización se hizo eco de los testimonios de las cerca de 150 personas que consiguieron ser rescatadas por las autoridades italianas y que ayer llegaron al puerto de Reggio Calabria, en el sur de Italia.

La embarcación había partido 24 horas antes desde un puerto de Libia. De confirmarse, se trataría de una las peores tragedias en aguas del Mediterráneo desde el naufragio de una barcaza cerca de Lampedusa, en el que perdieron la vida más de 350 personas en octubre de 2013.

«Algunas de las personas rescatadas por la Guardia Costera italiana nos han contado que viajaban en una embarcación más grande que naufragó. Y que con ellas iban al menos otras 400 personas que murieron en el naufragio», cuenta un responsable de Save The Children a EL MUNDO.

«Entre las víctimas hay muchos jóvenes, probablemente menores de edad, aunque todavía tenemos que verificar este dato», añade.

En los últimos tres días, en el Canal de Sicilia la vida y la muerte se han cruzado de una manera cruel. A las 400 personas que habrían desaparecido en el naufragio, se uniría la muerte de una mujer embarazada que no soportó la dura travesía, así como la de un hombre que falleció tras inhalar gas del combustible de la embarcación y cuyo cadáver fue lanzado al mar y devorado por los tiburones, según contaron sus propios compañeros de viaje. Mientras tanto, en la misma nave en la que viajaban los supervivientes del naufragio, una mujer de nacionalidad eritrea dio a luz a una niña a la que llamará Lemlem.

Según datos oficiales, cerca de 7.000 personas han sido rescatadas en el Mediterráneo en distintas operaciones de la Guardia Costera y la Marina Militar italiana en los últimos cuatro días. Save the Children asegura, además, que, durante este periodo, unos 450 menores de edad –317 de ellos no acompañados por un adulto– han sido rescatados por las autoridades italianas.

«Muchos de ellos han vivido experiencias de violencia atroz, y han perdido amigos, familiares o padres, incluso en los últimos naufragios», lamenta el director general de Save the Children, Valerio Neri, según informa Efe. Además, advierte de que «la situación en Libia está fuera de control» y de que la «violencia en las calles es inaudita».

Los centros de acogida de Sicilia y Calabria, en el sur de Italia, se encuentran desbordados. Y las autoridades italianas han lanzado un grito de socorro: se necesitan al menos 6.500 alojamientos más. Escuelas, cuarteles militares, hostales… cualquier lugar es bueno para acoger, de manera temporal, a los inmigrantes en situación irregular que no dejan de llegar a las costas italianas.

Sin embargo, la petición del Ministerio de Interior se ha dado de bruces con el boicot de la Liga Norte. Su líder, Matteo Salvini, pidió expresamente a los alcaldes y consejeros regionales de su partido que no cedan ninguna estructura pública para acoger a los inmigrantes. «Pido a los gobernadores, los alcaldes, asesores y consejeros de la Liga que digan que no, con todos los medios, a cada nueva llegada. Como partido estamos listos para ocupar todos los hoteles, hostales, escuelas o cuarteles destinados a los presuntos refugiados», amenazó el político.