Bilbao – Desde junio de 2013 han pasado cerca de dos años desde que Juan Carlos Aguilar, cuando el shaolín de Occidente, fue detenido en su gimnasio de Bilbao mientras agredía brutalmente a Ada Otuya, una joven nigeriana de 29 años que ejercía la prostitución. Las pesquisas policiales y los interrogatorios posteriores permitieron descubrir que unos días antes la colombiana Jenny Sofía Rebollo había sido asesinada y descuartizada en ese mismo escenario. Dos crímenes que conmocionaron a la sociedad por la brutalidad y la sangre fría de su presunto autor.

El próximo viernes, Juan Carlos Aguilar se sentará en el banquillo de los acusados para enfrentarse a un juicio por un delito de doble asesinato. En la bancada del público estará la familia de Jenny, que después de muchas vicisitudes, ha conseguido reunir el dinero para pagar los billetes de avión desde Colombia para la madre, Benicia, y una de sus hermanas, Mónica. Los padres de la otra víctima, Ada Otuya, sin embargo, no podrán asistir, ya que la falta de recursos les impide desplazarse desde Nigeria para estar presentes en la vista contra el presunto asesino de su hija.