Botto navega entre el humor y el drama frente a la inmigración

Canarias 7, Victoriano Suárez Álamo , 10-04-2015

Su propia experiencia familiar en Argentina y un dramático entierro de Madrid originaron los monólogos que integran Un trozo invisible de este mundo, exitoso montaje escrito y protagonizado por Juan Diego Botto, que hoy y mañana se representa en el teatro Cuyás de la capital grancanaria.


Juan Diego Botto se estrena este viernes y sábado como actor y dramaturgo sobre el escenario del Cuyás con un montaje que «nace de la urgencia y la necesidad», que reivindica el «hecho teatral», y que con una equilibrada mezcla de humor y drama aborda dos cuestiones tan actuales como la inmigración y el exilio. Así definió ayer Un trozo invisible de este mundo, el montaje con el que triunfó en la última edición de los premios Max de las artes escénicas nacionales.



Se trata de una sucesión de monólogos a través de los que arroja luz hacia unos dramas vitales que van mucho más allá «de los números y las cifras».



Botto, autor de los textos, lo sabe por experiencia propia. Comenzó a escribir sobre el exilio de su madre cuando recibió una llamada de uno de sus tíos, en la que le informaba que comenzaba el proceso judicial en torno a los desaparecidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) durante la dictadura argentina, entre los que estaba el padre del propio actor y dramaturgo.



La inmigración entró a formar parte de las reflexiones que originaron este montaje cuando asistió al entierro de Samba en el cementerio sur de Madrid, una mujer a la que en Melilla se le diagnosticó que padecía sida y que falleció en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid donde no recibió la atención médica que necesitaba. La visión de su madre, abrazando el féretro de su hija en el entierro, fue determinante para Juan Diego Botto.



Reconoce que este montaje es «la experiencia profesional más gratificante» de su carrera. Una opinión compartida por los espectadores, que al finalizar las funciones no le dan la «enhorabuena», sino las «gracias». Un beneplácito casi general, como comprobó cuando en una ciudad «del Levante» la obra finalmente no se representó por cuestiones políticas. «Se retiró de la programación porque decían que no se ajustaba a la línea editorial del teatro», explica sin desvelar el enclave.



Astrid Jones comparte escenario con Juan Diego Botto en Un trozo invisible de este mundo. La cantante de soul y jazz asegura que este montaje le ha permitido realizar «un viaje» con el que ha «conectado» con su propia realidad de «mujer negra en España».



Desde su punto de vista, esta obra aporta su granito de arena para que la sociedad «entienda» mejor el drama de la inmigración y el exilio. Realidades que, puntualiza, «son más cercanas de lo que parece».



Los aspectos más humorísticos del montaje se encuentran al comienzo, durante las explicaciones de un agente de fronteras español y con un monólogo desarrollado en un locutorio, enclave que le sugirió Paul Laverty, guionista de Ken Loach.



Las devoluciones en caliente de inmigrantes desde las fronteras españolas, a las que abre la mano la controvertida Ley de Seguridad Ciudadana conocida popularmente como ley mordaza generaron ayer el rechazo frontal de los participantes en la presentación de Un trozo invisible de este mundo, en el teatro Cuyás de la capital grancanaria.
Juan Carlos Lorenzo de Armas, coordinador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias, no dudó en calificar este tipo de actuaciones como «ilegales».



En los mismos términos se expresó Juan Diego Botto, que apeló al «cumplimiento de las leyes», lo que implica que este tipo de actuaciones son intolerables, debido a su «ilegalidad». Hizo hincapié en que el «trato» que España da a los inmigrantes en las fronteras «es muy mejorable».



Larry Álvarez, coordinador general de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos del Cabildo de Gran Canaria, tiró de metáfora y dijo al respecto que «en caliente, hay que hacer pocas cosas».



Álvarez apeló a la «justicia histórica» a la hora de programar montajes con la carga política del que hoy y mañana se representa en el Cuyás. «Todas las administraciones están obligadas a aclarar su historia reciente, por respeto a las víctimas y a sus familiares», aseguró en alusión a la memoria histórica española. «Las cosas hay que contarlas para que no se vuelvan a repetir. No podemos seguir permitiendo que haya dos España», añadió sin ambages.



Juan Carlos Lorenzo de Armas destacó el compromiso personal de Juan Diego Botto con las actividades que desarrolla CEAR y el enorme valor que desde su punto de vista tiene Un trozo invisible de este mundo para abrir los ojos de la sociedad ante el drama de la inmigración.



Fruto del convenido firmado por el Cuyás con varias ONGs, CEAR recibe para sus actividades el dinero menos el IGIC y la SGAE que se recaude por la venta de 200 localidades. Lorenzo aseguró que ya se habían vendido todas estas entradas.



 

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