Las diabólicas provocaciones de Jean – Marie Le Pen consuman el exorcismo de los viejos demonios familiares en el Frente Nacional francés
Cisma familiar y político en el Frente Nacional (FN). Marine Le Pen ha roto con su padre. Jean – Marie Le Pen se ha convertido en un disidente en el partido que fundó en 1972 y presidió durante cuatro decenios. La presidenta de la formación ultraderechista se emancipa de la figura tutelar del anciano patriarca ultra. Es el episodio definitivo en la estrategia marinista de ‘desdemonización’ del FN, forzado por las reiteradas provocaciones del diablo paterno. La moderna exorcista se libera de los viejos demonios familiares. El detonante han sido unas explosivas declaraciones en las que el presidente honorario del partido recita el añejo ideario fascista que la hija se esfuerza por depurar para dar imagen de buena facha: antisemitismo, xenofobia, filonazismo, homofobia.
A sus 86 años, Jean – Marie Le Pen se había entregado a torpedear la operación filial de transformación calculada de la casa del padre con el objetivo confeso de conquistar el poder, la meta que el caudillo galo nunca había fijado en su hoja de ruta por la extrema derecha. La semana pasada lanzó la primera andanada con la reiteración de su apreciación delictiva de que las cámaras de gas para exterminar a los judíos no fueron más que un “detalle” en la historia de la Segunda Guerra Mundial. Marine Le Pen expresó entonces su “profundo desacuerdo en el fondo y la forma” con unas palabras reiteradas y condenadas por los tribunales en varias ocasiones desde 1987.
“Uno nunca es traicionado más que por los suyos”, replica el padre en una entrevista concedida al semanario ultra ‘Rivarol’, furibundo detractor de la metamorfosis frentista impulsada por la hija. Las declaraciones, que ocupan dos páginas del número que hoy sale a la venta, constituyen una reafirmación completa de los principios fundacionales del FN, un desafío en toda regla al parricida lavado de fachada ejecutado por Marine Le Pen. No solo se contenta con repetir la bravata sobre el “detalle” sino que rehabilita la figura del mariscal Pétain, encarnación de la colaboración francesa con los nazis, de quien dice que jamás le ha considerado un traidor.
ATAQUES A LA INMIGRACIÓN
También da rienda suelta a su xenofobia visceral y la obsesión enfermiza con el “torrente de la inmigración” que amenaza la supervivencia del “mundo blanco”. “Somos gobernados por inmigrados”, pregona antes de arremeter contra el primer ministro, Manuel Valls, nacido en Barcelona. “Valls es francés desde hace treinta años, yo soy francés desde hace mil años”, brama el veterano político nacido en Bretaña en 1928. “Comprendo perfectamente que se cuestione la democracia y que se la combata”, llega a rugir antes de censurar el “excesivo número de homosexuales” en el FN, “gente con mucho tiempo libre por no tener responsabilidades familiares”.
La entrevista consumó la ruptura entre el padre y la hija. “Su condición de presidente honorario no le autoriza a tomar el FN como rehén de provocaciones tan groseras cuyo objetivo parece ser perjudicarme pero que, desgraciadamente, asestan un golpe muy duro a todo el movimiento”, reaccionó Marine Le Pen en un comunicado. La heredera del partido en 2011 anunció su oposición a la candidatura del fundador a la presidencia de la región Provenza – Alpes – Costa Azul, con capital en Marsella, en las elecciones del próximo diciembre. Además dio a entender que contempla adoptar sanciones disciplinarias, la versión política de la muerte del padre.
“La ruptura política con Jean – Marie Le Pen es ya total y definitiva”, sentenció el vicepresidente del FN Florian Philippot, uno de los dirigentes homosexuales en el punto de mira del octogenario patriarca. “Nuestros desacuerdos políticos son ya irreconciliables”, zanjó Louis Alliot, otro de los vicepresidentes frentistas y pareja de Marine Le Pen. El cabeza del clan respondió a su indómita hija: “la señora Le Pen debe preguntarse si lo que hace es útil a la causa que pretende servir”.