Mafia Nigeriana S.A.
Alerta ante el creciente poder de estas redes, que de la prostitución han ‘ampliado negocio’ a la heroína, las estafas, el blanqueo y el fraude
El Mundo, , 05-04-2015El capital inicial de la pujante empresa
en la que se ha convertido la
mafia nigeriana cabe en una caja
de galletas. Dentro está la recaudación
semanal de cada una de
las chicas: de 350 a 500 euros por
cada esclava sexual, sin fines de
semana de descanso ni parones
por la menstruación. «Si no puedes
follar con los clientes, se la
chupas», es la orden de los jefes
de las redes de prostitución.
Ese dinero, multiplicado por 200
o 300 chicas, constituye la primera
inversión de una trama que irá sumando
ceros a esa cantidad gracias
al dominio de varios negocios
ilícitos, todos ellos parte de un gran
engranaje opaco y criminal, cada
uno de un sector diferente.
La mafia nigeriana está recortando
posiciones en todo el mundo,
y en España la Policía muestra cada
vez una mayor preocupación
por su creciente poder, e incluso
está desplazando a otras organizaciones
clásicas como las colombianas
o las turcas. La propia Europol
reconoce en varios de sus informes
anuales cómo estos grupos se han
ido asentando en España, Italia,
Países Bajos o Estonia, entre otros
lugares, controlando los mercados
de la cocaína, el tráfico de personas
(niños incluidos) y las estafas.
Estos potentes grupos criminales
se han formado sobre todo al albur
de las universidades de Benin City,
quizá la ciudad más peligrosa de
África, donde sólo pueden acudir
unos pocos privilegiados.
Muchos de ellos acaban formando
parte de sociedades secretas
como la Supreme Eiye Confraternity,
cuyo símbolo es un águila.
Esas sociedades se convierten, a
su vez, en organizaciones criminales,
pero formadas por miembros
de la elite social nigeriana.
Precisamente hace un mes se ha
juzgado a varios miembros de ese
grupo en la Audiencia Provincial de
Madrid dedicados a las extorsiones,
entre muchos otros negocios. Este
grupo del águila tenía rituales como
beber la sangre de todos sus
miembros para entrar en él, y salir
de ahí sólo podía significar la muerte.
Según la Fiscalía de Madrid secuestraron
al menos a dos compatriotas
para extorsionarles, porque
fundamentalmente eran una banda
delictiva. Valentín Osaro Ugboke
era el nigeriano que lideraba esta
banda en España hasta que fue detenido.
Durante una lucha interna
por el poder de la banda en España,
ocho miembros de su familia
fueron quemados vivos en Nigeria
como represalia.
«Así es como la mafia nigeriana,
una de las más potentes, se está
implantando en España», dicen
desde el Grupo 8 de la Brigada de
Extranjería de Madrid, un grupo
de investigación especializado en
redes africanas. «Son muy violentos
y cada vez hay más. Son las
bandas que más crecen». Las operaciones
contra grupos nigerianos
han aumentado de un 7% a un 15%
en los últimos meses y ya han conseguido
usurpar negocios ilícitos a
las bandas latinas, que están de retirada.
«La gran mayoría procede
de Benin City, y se organizan mediante
sociedades secretas cuyo
símbolo en España es el águila»,
recalcan estas mismas fuentes. El
círculo delictivo nigeriano, que empezó
con la prostitución, ahora ya
va mucho más allá del dinero que
produce la esclavitud sexual.
Con las «mujeres a plazo fijo»,
como las define el inspector jefe
José Nieto, jefe del centro de Inteligencia
y Análisis de riesgos de la
Policía Nacional, la trama consigue
un flujo de dinero continuo sin esfuerzo.
Tienen una deuda que puede
llegar hasta los 60.000 euros
con sus proxenetas por el viaje a
España, aunque acaban pagando
mucho más antes de lograr escapar
de la calle. Algunas de ellas incluso
se convertirán en mamis
cuando tengan demasiada edadpara prostituirse, y esclavizarán a
las que vengan después. El vudú
siempre está acechando: se les hace
un ritual en África, otro en el
viaje a Europa y diversos recordatorios
ya en España. El beneficio
para los líderes de la banda es doble:
además de conseguir dinero,
tienen toda la semana para dedicarse
a otros delitos, porque el
miedo al vudú hace que no tengan
ni que preocuparse de vigilarlas.
Con el dinero que recaudan, estos
grupos compran miles de números
robados de tarjetas de crédito
y débito a hackers de Europa
del Este, que son los mejores en
este campo. Y gracias a esa información
adquieren, vía internet para
no dejar huellas, todos los productos
electrónicos que pueden,
siempre caros, saqueando las
cuentas hasta que sus usuarios se
percatan y anulan la tarjeta.
El viaje del dinero de esta particular
sociedad anónima continúa
con lo que se podría denominar
«vender para comprar». Con esos
productos electrónicos ya en su
mano, el objetivo es venderlos por
el máximo dinero posible. De nuevo
internet es el mejor lugar para
ello, según explican los investigadores.
Unos productos existen, y
otros son un vulgar timo. «Su beneficio
está basado en la masificación
», asegura la Policía.
Ponen a la venta miles de cosas
y, con lo que obtienen, cientos de
miles de euros, hacen un doble negocio:
compran furgonetas viejas,
pero que aún funcionan, y las llenan
de todo tipo de mercancía:
champán francés, aceite barato,
balones de fútbol, tendederos de
plástico, televisores… Esas furgonetas
las llenan como si fuera un tetris
y, cuando no queda un centímetro
cuadrado libre dentro de la
furgoneta, las llevan al puerto de
Valencia, donde sellan los maleteros
con puntos de soldadura.
Así consiguen algo parecido a un
contenedor con ruedas. Cuando
tienen suficientes furgonetas para
que merezca la pena el viaje, ponen
rumbo a Lagos, donde esa
mercancía viaja en los propios
vehículos para ser revendida en los
mercados de las grandes ciudades.
Si aún funcionan, incluso revenderán
en Nigeria esas furgonetas, y el
beneficio será total.
Hace año y medio se realizó una
operación por el asunto de las furgonetas
en Madrid, Toledo, Cantabria
y Palma de Mallorca en la que
se arrestó a 25 personas por
fraude fiscal y blanqueo. Pero
actualmente sigue habiendo
envíos de vehículos.
El círculo se cierra con
una nueva inversión en Nigeria,
que servirá para comprar
más mujeres y volver a
empezar la ruta del dinero. Sin
embargo, no se quedan en estos
negocios las redes criminales africanas.
Tienen muchos más recursos
con los que hacer dinero.
La heroína marrón es uno de
esos negocios en los que están despuntando.
Contra lo que se suele
pensar, no sólo en Afganistán se
cultiva opio para fabricar heroína.
El problema concreto
del mercado español es que
a los adictos no les gusta
consumir la llamada heroína
blanca (que tiene ese color).
Puede tener incluso la
misma calidad que la afgana (de
color marrón), pero no se vende.
«En Nigeria, en cambio, se cultiva
una que, pese a su peor calidad, es
de color marrón, y por eso se ha
hecho un hueco importante en el
mercado nacional», según explica
un veterano investigador del crimen
organizado y el tráfico de
drogas. Las redes nigerianas
establecen contactos con
los clanes dedicados a vender
droga en España y utilizan
a sus propias mulas
para introducir la sustancia.
Mientras, la mayor parte de
la cocaína que entra en el país desde
Colombia y Venezuela llega
aprovechando las redes narcoyihadistas
del norte de África, donde los
grupos nigerianos organizan la infraestructura
para cruzar el Sahel.
Todo este dinero de la droga regresa
a Nigeria en secreto. Estas
mafias tienen sus propios sistemas
de envío de efectivo al
margen del fisco o las transferencias
bancarias. Se basa
en el sistema islámico de
la hawala (cable en árabe)
y permite enviar grandes
cantidades de dinero a Benin
City, el cuartel general de los grupos
criminales. Se le entrega la
cantidad a un proveedor en España
(en grandes ciudades como Madrid
o Barcelona practican este sistema
aprovechando comercios regentados
por compatriotas) y el
emisario recibe un código.
En Nigeria, alguien acude a otro
proveedor y, con ese mismo código,
dictado por teléfono, retira la
cantidad previo pago de una pequeña
comisión. «Estos grupos criminales
no dejan sus beneficios en
España, todo lo transfieren hacia la
matriz de la organización», comentan
en el grupo de Extranjería.
CENTRO COMERCIAL
Las bandas especializadas en los
timos de las cartas nigerianas son
la mayor prueba de que todo el dinero
acaba de vuelta en África. Es
la estafa clásica a la que se dedican
estas redes. El envío masivo
de e-mails que anuncian herencias
o premios de lotería es tal
(puede superar los 10.000 diarios)
que alguien acaba picando en algún
lugar del mundo. Por supuesto,
nunca cobrará nada, pero a
cambio de la promesa de, por
ejemplo, recibir 10 millones de euros
de herencia, acabará soltando
unos cuantos miles en impuestos
hasta darse cuenta del engaño.
Los beneficios son tan grandes
que al jefe de una banda desmantelada
por la Guardia Civil le hallaron
los planos del inmenso centro
comercial Plaza Norte (en San
Sebastián de los Reyes, Madrid),
porque pensaba construir una réplica
en Nigeria y retirarse allí como
empresario. Por su parte, se
estima que la llamada banda de
Prince, juzgada el año pasado en
la Audiencia Nacional, estafó al
menos 13 millones de dólares a
cerca de 20 personas, utilizando la
complicidad de un empleado del
Deutsche Bank, que usaba una sucursal
de La Castellana, en Madrid,
para consumar el teatro.
Todo ese dinero se reinvertirá en
el tráfico de personas, y no sólo en
prostitutas, sino también en inmigración
ilegal y en lo más cruel de
todo: los niños ancla, bebés arrebatados
a sus madres que cruzarán
durante dos o cuatro años el Estrecho
en pateras, en brazos de desconocidas,
que al llevar a un bebé
como si fuera su hijo no podrán ser
expulsadas y pasarán a formar
parte del círculo vicioso.
Contrato que
une a la chica
con la mafia que
la prostituye,
basado en el
vudú.
Instrumentos
de vudú de las
mafias
nigerianas. El
cuchillo lleva el
nombre del jefe.
La Guardia Civil
rescata de una
patera uno de
los últimos
‘niños ancla’
nigerianos.
Interior de las
furgonetas con
todo tipo de
artículos para
su venta en
Nigeria.
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