«Aquí necesitamos comida»
Los ‘shawish’ o mediadores ganan importancia como líderes de los refugiados
El Mundo, , 13-03-2015Las fuertes tormentas de este invierno destruyeron algunas tiendas del asentamiento de Taanayel y hubo que volver a levantarlas con nuevos listones de madera y plásticos. Pero Mamduh Zain Al Ali no utilizó sus materiales para reconstruir su tienda, sino que los usó para ayudar a una mujer parapléjica. Con esas tablas le construyó un cuarto de baño más grande que las letrinas en forma de cabina de teléfono que suministra la ayuda humanitaria, para que su familia pudiera entrar con ella a ayudarla en su aseo.
Al Ali es el shawish del asentamiento de refugiados de Taanayel (a unos kilómetros de Zahle, la capital de la región de la Bekaa), un título que le confiere la autoridad de su comunidad. Sus vecinos le respetan por gestos como el que ha hecho hacia la anciana Aziza al Bakri, que lleva tres años viviendo en este lugar, tras huir de Idlib con su hijo y sus nietos. Ya era parapléjica antes de la guerra.
Sentada en una colchoneta dentro de su tienda, alimenta constantemente la estufa con trozos de una caja de plástico rota y con zapatos viejos. «No tenemos ni siquiera leña para calentarnos del frío. No hay trabajo para mi hijo. Yo estoy enferma y tengo diabetes, apenas nos llega la ayuda del ACNUR para comer», explica en una letanía árabe inundada de tristeza. «Mi casa está destruida… ¿Adónde voy a volver? Si vuelvo a Idlib retornaré a la muerte», sentencia.
El shawish la mira pausado, sin poder consolarla en su tristeza. Al Ali es un profesor de Matemáticas de 53 años, aunque su figura huesuda y su cara arrugada le hacen aparentar un anciano. Él es de Alepo y también lleva tres años en el Líbano. Recorre con EL MUNDO el campamento y nos señala los tanques de agua, los filtros y las letrinas que Acción Contra el Hambre ha instalado para cada tienda. Hasta tres familias viven en uno de estos refugios compartiéndolo todo.
Al Ali es la referencia para todos. La mayoría de los campos informales tienen a alguien como él. Un shawish es una especie de conseguidor, un intermediario. En ocasiones, se llevan una comisión por las negociaciones que realizan y parte del alquiler que deben pagar los refugiados. A veces, ejercen su autoridad de forma excesiva. No parece el caso de Al Ali: «Necesitamos más fondos para ayuda alimentaria. La comida es lo más importante. Y también el combustible».
Al sur, en un asentamiento de Bablieh encontramos a Mohamad Al Hammu Bashar, que ejerce como persona de referencia para Acción Contra el Hambre. «Vinimos de Siria hace dos años y aquí estamos bien, trabajamos en las tierras plantando algunos tomates, berenjenas…», cuenta, mientras una familia limpia tomates de un invernadero. Ellos tienen suerte: trabajan y reciben el 25% de los beneficios de las ventas. De los 13 niños en edad de ir a la escuela, sólo van cinco. Entre los que no acuden están sus cuatro hijas. «Tienen que ir en el turno de tarde y cuando vuelven está muy oscuro. Es peligroso».
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