Suleimán no viaja solo
Canarias 7, , 02-03-2015
Los saltos o los intentos de saltos de la verja de Melilla, así como los viajes en patera y cayuco con destino a las costas andaluzas y Canarias parecen el principio y el fin de un peligroso viaje. En la mayoría de los casos, no es más que una etapa más dentro de un largo y peligrosísimo periplo. Una aventura que en muchos casos tiene un final trágico, incluso antes de llegar a lo que parece para muchos occidentales la última y decisiva etapa.
Esta idea tan extendida como falsa, en torno a la realidad de los miles de inmigrantes africanos que cada año buscan cambiar su triste destino y el de sus familias con un viaje al denominado primer mundo, fue lo que llevó al novelista y traductor Antonio Lozano a escribir Me llamo Suleimán (Colección El Volcán, de la editorial Anaya). El propio autor firma la versión escénica de este volumen, que de la mano de la productora Unahoramenos tendrá su puesta de largo los próximos días 13 y 14 de marzo, a partir de las 20.30 horas, en el Teatro Guiniguada de la capital grancanaria.
Me llamo Suleimán, como se denomina también la versión teatral que dirige el grancanario Mario Vega, se perfila como uno de los montajes escénicos más innovadores de la temporada.
La tan traída y llevada magia del teatro se desarrollará en torno a una pared formada por cajas de cartón y una sola actriz, la lanzaroteña Marta Viera. Pero estos dos elementos tan simples se transforman en los conductores de un tren de mercancías, repleto de ilusiones, sentimientos, proyecciones audiovisuales y canciones, que acompañan a los espectadores por la cruda y emotiva travesía del joven maliense Suleimán, punto neurálgico tanto de la novela como de su versión escénica.
«Desde que escribió la novela, Antonio Lozano tenía en mente hacer una versión teatral de la misma. Es una novela muy oral, que daba muchísimo juego escénico», asegura Mario Vega, responsable de la dirección de este montaje y de la productora Unahoramenos.
Se podía tener claro el destino escénico de la historia, pero su trasvase no resultó una tarea sencilla.
Existen muchas diferencias con respecto a la primera versión firmada por Antonio Lozano con respecto a la que finalmente se estrenará el 13 de marzo en el Guiniguada. Varios meses de trabajo y un arduo trabajo de «tijera» por parte del novelista hasta los «70 minutos finales que dura el montaje» ha sido el recorrido transitado por este Me llamo Suleimán, asegura Vega.
«Ha sido una experiencia muy enriquecedora. El proceso de creación ha sido muy vivo, hasta tal punto que, a medida que se ha comenzado a ensayar, se han realizado cambios. Hay cosas que literariamente funcionan muy bien, pero que después, sobre el escenario y con los actores en plena acción, ves que requieren algunos cambios», puntualiza Antonio Lozano en el patio de butacas del Teatro Cruce de Culturas de Agüimes, donde se desarrollan los ensayos.
Me llamo Suleimán es una obra con varios planos de lectura. Sin entrar en grandes detalles que desvelen su desarrollo, sus responsables acceden a contar que el espectador asistirá a un doble viaje del joven maliense que intenta llegar hasta España, primero por Melilla y después en patera hasta Canarias. «En la obra, convive su viaje real con sus pensamientos y unos aspectos oníricos cargados de sensaciones», comenta Mario Vega.
La joven actriz Marta Viera será la encargada de dar vida a estas dos vertientes de Suleimán. «En unas ocasiones, cuenta de forma realista lo que él le ha contado, mientras que en otras se deja llevar por la imaginación y se imagina en la piel del propio Suleimán. Es la joven que narra durante un 35% del montaje. En un 65%, se pone en la piel de este joven africano», asegura Mario Vega, que es todo elogios para el arduo trabajo que lleva a cabo la intérprete para este ambicioso montaje. «Trabajo con ella desde El crimen de la perra Chona. Es admirable su entrega. Está entregadísima para sacar este proyecto tan duro adelante. En los ensayos, se respira tensión, debido a la dureza que exige la obra para el intérprete y para que todo cuadre», avanza Mario Vega.
El muro de cartón que acompaña a Marta Viera sobre el escenario es mucho más que una parte de la escenografía. Es casi un personaje más, tanto por los trucos materiales que esconde (y que aquí no desvelamos), como por ser la pantalla sobre la que se proyectan las creaciones animadas que creadas para este montaje bajo la dirección de Juan Carlos Cruz. Se ha contado con los ilustradores de animación Marga Turnbull y Mariano Romero, así como con los animadores María Dolores Abujas y Elvis Pedro Nsue.
«El muro lo es todo. Son 90 cajas de cartón sobre una estructura de hierro. Contamos con 250 vídeos que apoyan lo que ella hace y dice durante la obra», confiesa el director de Me llamo Suleimán. Su aldea natal, su viaje por el desierto del Sáhara, la llegada a Melilla, la patera… nada sería igual en este montaje sin unas proyecciones animadas sorprendentes.
Lozano y Vega califican esta obra más como una «historia épica» que como un «drama» que arroje luz sobre la inmigración africana.
«El esfuerzo que hace Suleimán por cambiar su suerte, por ayudar a su familia con este viaje, es lo que atrapa al espectador. Y evita caer en una llorera, que es lo más fácil en estos casos. Permite asistir a un viaje en el que intenta superar muchos obstáculos desde los 12 años. La novela y la obra se transforman así en un canto a la esperanza», asegura el novelista grancanario sobre un montaje que girará por el Archipiélago y que Unahoramenos Producciones tiene claro que también se representará en la Península.
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