Si los inmigrantes se cobijan en el español, el euskera «perderá»

El viceconsejero Baztarrika anima a verlos como «’euskaldunberris’ potenciales»

El Mundo, L. I. BILBAO, 21-02-2015

El Gobierno vasco animó ayer a la
sociedad vasca a que conciba a «las
personas inmigrantes no como forasteras,
sino como eskaldunberris
[nuevos vascohablantes] potenciales
» y tenga con ellos una actitud
«integradora, claramente alejada de
la asimilación»: «Si miramos a estas
personas con temor, si las vemos
como una amenaza y un peligro para
el euskera», advirtió, «el euskera
habrá perdido la partida, porque
hallarán cobijo en el confortable
castellano».
Esa «partida» entre euskera y
castellano la nombró el viceconsejero
de Política Lingüística del Gobierno
vasco Patxi Baztarrika en la
presentación de un manifiesto en
víspera de la conmemoración hoy
del Día Internacional de la Lengua
Materna, un texto que giró en torno
al euskera como lengua materna
«acogedora» de las «más de cien
lenguas» que conviven en Euskadi
además del euskera y del castellano,
único idioma materno del 72%
de sus habitantes. Baztarrika leyó el
manifiesto El euskera, lugar de acogida
y unión de la mano de Laura
Mintego, ex parlamentaria de EH
Bildu y miembro del Club Euskal
PEN de escritores en favor de la «libertad
de expresión», presidido por
Urtzi Urrutikoetxea.
El viceconsejero indicó que los
nacidos en el extranjero representan
un 8,3% del conjunto de la población
vasca frente al 1,7% del año
2000, con lo que «está creciendo el
porcentaje de quienes tienen como
primera lengua o lengua materna
otra lengua distinta del euskera o el
castellano».
Baztarrika consideró que el amparo
a la diversidad requiere «el
fortalecimiento de las lenguas minorizadas
y avanzar hacia la igualdad
de las lenguas» y que en Euskadi
ese objetivo requiere aumentar el
uso del euskera. Añadió que los
vascos deben ofrecer este idioma a
los inmigrantes «desde el respeto y
desde el reconocimiento a sus lenguas
de origen». En el manifiesto se
aboga por el respeto hacia la lengua
materna y se reconoce el valor de
todas las lenguas, y se dice que el
euskera es el «puente» que une a
los territorios donde se habla.

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