De pandillero a lobo solitario en tiempo récord
El asesino de Copenhague pasó de miembro de una banda a relacionarse con islamistas
El Mundo, , 17-02-2015La prensa internacional suele publicar reportajes sobre Norrebro, el barrio cool de Copenhague. Con sus artistas, sus antisistema, sus exóticas comunidades extranjeras y hasta su gente guapa, congregada sobre todo en torno a la plaza de Sankt Hans. No suelen mencionar que allí también hay guetos como Mjolnerparken o Blagardspladsen, habitados sobre todo por inmigrantes de origen árabe y donde la delincuencia y el desempleo alcanzan cotas impensables en el resto de Dinamarca.
De Mjolnerparken procedía Omar Abdel Hamid El Hussein, el palestino que este fin de semana mató a un cineasta danés que asistía a un debate sobre libertad de expresión y a un guarda judío que vigilaba la sinagoga. Horas después, él mismo fue abatido por la policía cerca de la estación de Norrebro. Al Hussein se ha revelado como un típico producto de lo peor de este barrio: las bandas criminales, el narcotráfico, la violencia, el integrismo religioso…
En apenas 15 meses pasó de miembro de la banda Brothas, detenido por apuñalar a otro joven en una estación de Copenhague, a lobo solitario islamista autor de dos asesinatos. Una trayectoria que parece confirmar los peores miedos del PET, el servicio de Inteligencia danés, que ya hace dos años advirtió de que miembros de las bandas de inmigrantes más violentas habían comenzado a relacionarse con círculos fundamentalistas.
«Hace tiempo que se viene constatando que personas relacionadas con ambientes criminales viajan de Dinamarca a Siria. Existe una tendencia creciente de que miembros de bandas se unan a grupos extremistas», explica a EL MUNDO Frank Jensen, antiguo jefe operativo del PET. «En los últimos años se ha visto que criminales se convierten de repente en terroristas, como vimos en París, lo cual es especialmente peligroso, porque llegan desde ambientes ya de por sí violentos».
La policía no tiene constancia de que El Hussein viajara a Siria, pero no duda de su relación con Brothas. De padres palestinos, no tenía la nacionalidad danesa, ya que ésta no se concede automáticamente por haber nacido en el país, y probablemente nunca la habría conseguido debido a sus antecedentes penales. Se dedicaba al boxeo tailandés y compitió a cierto nivel.
Probablemente se unió a Brothas en el periodo en que estalló la denominada Guerra de las Bandas, en 2008, cuando bandas de inmigrantes como Brothas o Blagardsgruppen desafiaron el dominio que los Hell’s Angels ejercían sobre el tráfico de hachís, un conflicto que duró cuatro años y se saldó con siete muertos y 55 heridos.
El apuñalamiento que envió a El Hussein a prisión se produjo en noviembre de 2013. La víctima, que resultó gravemente herida, no tenía ninguna relación con bandas. El agresor dijo que en el momento del asalto se encontraba bajo la influencia del hachís y que actuó dominado por el miedo, aunque no parece que mediase provocación alguna.
Frank Jensen no descarta que la cárcel contribuyese a radicalizarlo: «En los últimos años se han contabilizado hasta 39 casos de jóvenes reclusos de minorías étnicas que se han unido al extremismo. Son jóvenes que se sienten inquietos y no saben qué hacer con sus vidas. Entonces resulta muy fácil convencerles». Convencer a El Hussein no debió de ser difícil. Antiguos compañeros del bachillerato –que no llegó a terminar– dicen que no dudaba en proclamar que odiaba a los judíos.
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