El Papa Francisco calificó de «vergüenza» la muerte de 366 inmigrantes que intentaban alcanzar la isla italiana de Lampedusa en octubre de 2013. Esta semana la vergüenza se ha vuelto a repetir, y eso que organizaciones de derechos humanos ya lo habían advertido. La Guardia Costera italiana localizó ayer dos lanchas neumáticas a la deriva en el canal de Sicilia, en las que se encontraban aferrados nueve inmigrantes . Todos los demás, más de 300, se los habría engullido el mar, según explicaron los supervivientes a personal de ACNUR.
Según su versión, había dos barcas inflables más. Todas zarparon a la vez de la costa libia el sábado. Una la interceptó la Guardia Costera italiana el martes con 105 extranjeros, de los que 29 habían muerto a causa del frío. Y de la cuarta no se tiene noticia. Los inmigrantes aseguran que también se hundió con sus ocupantes dentro.

La tragedia podría haberse cobrado más de 300 vidas, casi tantas como el naufragio de 2013 que llevó a poner en marcha la operación italiana de búsqueda y rescate Mare Nostrum.

Esa operación se sustituyó en noviembre por otra denominada Tritón, que depende de la Agencia Europea para la Gestión de las Fronteras Exteriores (Frontex). La nueva operación cuenta con menos embarcaciones que no se pueden acercar a la costa libia. Organizaciones de derechos humanos ya alertaron de que eso convertiría de nuevo el Mediterráneo en un cementerio.