El barrio que cambió Tudela

Un motor social . Un motor social

Diario de Noticias, , 31-01-2015

la capital ribera trataba de salir del horror de la Guerra Civil y penetraba en la decadencia de la postguerra cuando un joven sacerdote jesuita guipuzcoano, Jesús Lasa, llegó a la ciudad. De su mano, Tudela crearía un nuevo barrio que serviría para dar vivienda a los miles de personas que llegaban a la ciudad para trabajar en las crecientes industrias que se establecían y un suelo y cuatro paredes a las numerosas familias que vivían en cuevas en pésimas condiciones en la Virgen de la Cabeza y en Canraso. En 30 años se construyeron 1.700 viviendas y pasó de ser un lugar desértico a una barriada con cerca de 10.000 vecinos con entidad propia y clave en la transición política tudelana. Cumplidos los 60 años desde su inicio, repite su tradición de acogida e inserción, siendo una de las zonas en las que más inmigrantes se han instalado desde los años 90, creando colectivos y asociaciones integradoras. Un documental, realizado por la Fundación Euskokultur de Pamplona y la Fundación Civil San Francisco Javier de Tudela, ha recuperado la memoria colectiva del nacimiento de lo que fue el auténtico motor de Tudela en su crecimiento industrial.

el origen En aquella Tudela de 13.000 habitantes de los años 50, otro jesuita, el padre Guillermo Ubillos, quiso enseñar al joven Lasa la realidad de la ciudad y le mostró las cuevas y chabolas. “Ahí tomó conciencia de la miseria de la ciudad”, recuerda en el documental el jesuita José Antonio Castellot. En las cuevas vivían hacinados padres e hijos en túneles excavados en la piedra de entre 10 y 20 metros cuadrados, sin muebles, con jergones de paja y en ocasiones sin puerta de entrada.

Ante esta situación, y con la ayuda de escolares del colegio San Francisco Javier, comenzó la campaña Una casa por año. Los jóvenes aportaban el dinero, mediante rifas, y también el trabajo. Así se realizaron entre 1945 y 1949 cuatro viviendas, dos en Canraso y dos en lo que, por casualidad, sería en el futuro del Barrio de Lourdes, donde hoy se ubica la estación de Fuerzas Eléctricas.

Pero los pasos eran demasiado lentos y alentados por una nueva ley de vivienda de 1950 se decidió crear la Asociación San Francisco Javier para construir 80 viviendas sociales, que fueran baratas y destinadas a trabajadores. Junto a él, se implicaron Padre Lasa, Pablo Oliver, Román Añón, Antonio Arias y Teodoro González. Comenzaron a adquirir tierras apartadas de Tudela que fueran baratas, y en la mayoría de las casos cedidas, y el 21 de noviembre de 1951 se colocó la primera piedra en la confluencia de las calles Gaytán de Ayala y Juan Antonio Fernández. Según Castellot “uno de los aciertos del padre Lasa fue saber rodearse de gente que le aconsejaban bien y que tenían una gran calidad humana”.

Para la construcción se crearon varias cuadrillas de entre 10 y 12 trabajadores, entre oficiales y peones. Después de sus agotadoras jornadas de trabajo en el campo o en la Tejería Jiménez, la gente dedicaba los días libres o las noches (alumbrándose con candiles de carburo) a hacer sus casas, dado que la asociación ponía los materiales y los propietarios la mano de obra. “Para los cimientos, que se abrieron a pico y pala, recuerdo que traíamos piedra de la Bardena en camiones. Se nos dijo que así se reduciría el precio pero a la larga creo que fue igual para todos”, decía hace años uno de los pioneros. Las viviendas, de planta baja constaban de cuatro habitaciones, cocina, aseo y corral y se construyeron en grupos de 20 entre las calles Moracho Ciria, Francisco Úcar, Juan Salvatirra y Hermanos Pérez Nievas. El 21 de junio de 1954, con una misa en el que hizo de altar la ventana de una de las viviendas, se realizó la inauguración de estas 80 viviendas. Casi inmediatamente terminaron otras 110. En el documental Vicente Esteban recuerda que “tuve que hacer 10 casas para que me dieran la mía”.

expansión El barrio fue creciendo, se les unieron otras 152 viviendas en el año 1956 y en 1959 el gobernador Carlos Arias concedió otras 250, una iglesia y un colegio cuya construcción terminó en enero de 1959 dando origen a la denominada entonces plaza de Pío XII, sorteándose las viviendas el 15 de febrero. Hasta entonces, los bajos de las casas servían de tiendas y en el bar los mismo se jugaba a las cartas que se daba misa en domingo. De la mano del padre Lasa, la profesora Gloria Berástegui se puso al frente de algo parecido a una guardería, anuncio de lo que sería el futuro colegio. La nueva parroquia, bajo la advocación de Nuestra Señora de Lourdes, dio nombre a todo el barrio que comenzó a extenderse.

Unos años antes Pablo Oliver había conseguido que las monjas Dominicas de la Anunciata, que estaban en Ribaforada, se trasladaran a Tudela y en 1956 ya se instalaron en el emplazamiento actual. Las calles eran auténticos barrizales casi continuamente y la escasez de agua era tal que se le denominaba Barrio Seco, por lo que los viajes a coger agua a un riachuelo cercano y a lavar eran constantes. El abandono del Ayuntamiento de Tudela hacia este barrio duró muchos años en buena medida porque se encontró de repente con miles de nuevos vecinos en un terreno que no tenía infraestructuras, puesto que, en principio, sólo se pensó en dar techo. La primera calle que se asfaltó fue la avenida de Santa Ana (la unión del Barrio de Lourdes con Tudela) en 1972 y no se terminó hasta 1977, pero para la iluminación hubo que esperar hasta 1986.

La Asociación San Francisco Javier se convirtió en promotora y con ayudas estatales construyó entre 1960 y 1967 otras 700 viviendas. Las hipotecas de las casas que recibiían los trabajadores rondaban entre las 100 y las 60 pesetas mensuales de la época (“nunca se deshaució a nadie” se destaca en el documental) y el alquiler de los locales situados en los bajos le servían a la asociación para poder seguir invirtiendo en viviendas. A finales de los 60 se inauguraron otras 1.000 viviendas y el ritmo continuó.

El barrio fue tomando cuerpo y nacieron las asociaciones vecinales, clubes de jubilados y centros de mujeres que convirtieron a esta zona en la más vertebrada de Tudela. A esto se unieron grupos de danzaris y scouts que dinamizaban a los habitantes hasta el extremo de organizar sus propias fiestas, sin olvidar el nacimiento de un club de fútbol que apartara a los jóvenes de las calles, el CD Lourdes. El sentimiento de pertenencia impregna a todos los que han vivido en el Barrio de Lourdes y traspasa generaciones.

Cuando se realizaron las primeras obras, en 1951, Tudela contaba con 13.700 habitantes, una cifra que 10 años más tarde ascendía a 16.456 y en 1970 a 20.942. La inmigración que traían grandes empresas como SKF, Sanyo o Piher se estableció en él y esta tendencia se ha mantenido en los albores del siglo XXI. Hoy Tudela cuenta con algo más de 35.000 vecinos de los que unos 10.000 viven en el Barrio de Lourdes que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, se ha integrado más en la ciudad y, de hecho, nuevos centros de educativos y más barrios han nacido bajo su amparo. Sesenta años después de su nacimiento el Barrio de Lourdes sigue siendo el motor de la capital ribera.

En los 30 años de construcción en el Barrio se hicieron 1.700 viviendas

Cuando el padre Lasa llegó a Tudela, el padre Ibillos le llevó a ver la miseria y las cuevas

“El padre Lasa supo rodearse de gente de gran calidad humana”

Jesuita

En el año 1959 se inauguró la parroquia de Lourdes, que dio nombre al barrio

El Barrio se ha sabido adaptar al siglo XXI, integrando y acogiendo a nuevos inmigrantes

en corto

l Hijo adoptivo. Cuando se entregó al padre Lasa el título de hijo adoptivo se destacó “su extraordinaria personalidad, su capacidad de trabajo y de amor a los humildes y su cariño a Tudela; así como el beneficio que para la ciudad y sus habitantes ha representado la obra realizada por la Asociación Católica San Francisco Javier”.

l Anécdota. Gloria Berástegui recuerda que en los primeros años del colegio los chicos se iba a almorzar a casa a las 11 y luego volvían.

1.700

Viviendas. Son las que aproximadamente se construteron entre 1951 y 1977.

con lupa

l Las calles. La denominación de las calles del núcleo del Barrio de Lourdes responde a los nombres de aquellos tudelanos que murieron en el frente e el bando franquista durante la Guerra Civil, según se aprobó en el pleno del 3 de febrero de 1956, respondiendo a la sugerencia del Gobernador Civil de Navarra.

l Padre Lasa. El padre Lasa, corazón y ‘alma mater’ del Bario de Lourdes, nación en Zaldivia (Gipuzkoa) en 1906 y llegó a Tudela en 1938. El 18 de noviembre de 1968 fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad y se rotuló con su nombre la antigua plaza de Pío XII el 7 de junio de 1992. En diciembre de 1997 se colocó su efigie en el lugar más representativo del Barrio de Lourdes.

l Historia. El documental ‘Memorias del Barrio de Lourdes’ fue proyectado el pasado mes de diciembre en el cine Moncayo de Tudela. Cuenta con los testimonios de alrededor de 25 vecinos y pioneros de este barrio y conocidos del padre Lasa. Ha sido realizado por la Fundación Euskokultur y la Fundación Civil San Francisco Javier.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)