Nous sommes Charlie
Diario Sur, , 11-01-2015No debería entenderse el título de este artículo como una retórica declaración de solidaridad con unas personas que han muerto por ejercer su derecho a la libre expresión, sino como una firme creencia de que la realidad es exactamente esa. ‘Charlie Hebdo’ somos todos. Todos estamos amenazados y todo nuestro sistema de vida, anclado en las conquistas sociales y laicas después de siglos de lucha y progreso, se encuentra en el punto de mira del fanatismo. Los asesinos de París no se dirigieron contra los dibujantes y articulistas de una revista satírica sino contra un sistema de libertades que hace posible que esos periodistas puedieran realizar su trabajo y miles de lectores, voluntariamente, lo sigan o le den de lado.
No debería verse la religión musulmana como la base del problema por mucho que una serie de criminales se constituyan en portavoces de toda una civilización que no se resigna a su postergamiento y quieran lavar su frustración con sangre. El policía herido que todo el mundo ha visto ser asesinado a sangre fría y el asesino que le disparó provienen del mismo lugar. Uno decidió integrarse y compartir los valores del país que acogió a sus padres y otro decidió dinamitarlo en beneficio de un código medieval y despiadado. Una fórmula para entender la situación del islamismo radical y en general de los grupos extremistas sería la de enseñar en las escuelas y repartir en las esquinas de las calles más populosas de Europa un librito de Hans Magnus Enzensberger publicado hace ocho o nueve años. ‘El perdedor radical’.
En ese saco de perdedores radicales caben los neonazis al estilo del ultraderechista noruego que protagonizó la matanza de la isla de Utoya, los asesinos súbitos que irrumpen disparando en un colegio de Estados Unidos o los fundamentalistas islámicos. La tesis fundamental que mantiene Enzensberger es que estos individuos no son en absoluto responsables de la situación en la que se encuentran, ellos o sus comunidades, sino que «la culpa la tienen los demás». Algo que entronca directamente con las desgraciadas declaraciones que ha hecho ese desgraciado personaje llamado Willy Toledo, responsabilizando a Occidente de los actos de los fanáticos de París. Si Francia fue alguna vez el país de acogida para todos los perseguidos del mundo, será Francia la responsable de los asesinatos de París. Francia y Occidente. Al parecer determinados estados islámicos están exentos de toda responsabilidad. No importa que en ellos se lapide a las mujeres adúlteras, se ahorque a los homosexuales o se abone la incultura en beneficio de una casta. Quizás esos pseudo progresistas al estilo de Toledo deban darle vueltas a un dato tan sencillo como el de que los libros impresos en el mundo árabe apenas representan el 0,8% de la producción mundial. Dirán que es porque Occidente no les da papel. No es retórica, el ataque de París iba contra los que somos, contra nuestras libertades, porque, como dice Enzensberger, esos actos incrementan «el poder y la influencia de la policía política, de los servicios secretos, de la industria de armamento y de las empresas de seguridad privada; propicia la puesta en marcha de leyes cada vez más represivas» y finalmente llevan «a la perdida de derechos de libertad conquistados a lo largo de la Historia». Es decir, alimento para los radicales del otro lado. Un regalo para xenófobos, ultraderechistas, Le Pen, frentes nacionales y demás miseria. Y en medio, nosotros, es decir, ‘Charlie’.
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