«Son unos perros asesinos»

Mari Inés fue operada de urgencia tras ser atacada en Sangonera la Seca por dos canes de sus vecinos. El juzgado decidirá si sacrifican a los animales, calificados como peligrosos, y si imputa un delito o una falta de lesiones a sus dueños

La Verdad, Jorge García Badía, 10-01-2015

‘Tyson’ y ‘Tina’ habían recibido en más de una ocasión comida de sus vecinos, pero el pasado jueves las tornas se cambiaron y Mari Inés Jaramillo se convirtió durante quince agónicos minutos en el ‘menú’ de estos dos canes. Esta vecina de Ecuador, de 47 años, se recuperaba ayer en el hospital Virgen de La Arrixaca de la intervención de urgencia a la que fue sometida debido a la gravedad de las heridas que presentaba en su pierna izquierda, después de ser atacada por estos dos perros de raza American Stanffordshire Terrier – calificados como potencialmente peligrosos – . «Cuando ingresé lo primero que me dijeron es que me iban a poner injertos y me metieron al quirófano. Al final no será necesario porque la operación salió bien».

Aunque para ella el mejor diagnóstico es que sigue viva, ya que los mordiscos que le dieron ‘Tyson’ y ‘Tina’ cerca de su casa en el barrio de Cuevas del Norte de la pedanía de Sangonera la Seca, se extienden por su vientre, brazos, manos, incluso por el rostro y el cuello. «Tengo puntos del tobillo al muslo. Son unos perros asesinos, casi me matan. Por suerte, llevaba puestas varias capas de ropa porque venía de estar con el rebaño de cabras que tengo».

El ataque del pasado jueves fue el segundo que recibía en la misma semana. «El día de Reyes tuve que espantar a uno de estos perros con un palo porque se nos tiró y ya le dije a su dueño que no lo dejase suelto, pero me respondió que no podía tenerlo atado todo el tiempo», recordaba en el hospital su marido, Vasco. Lo hacía sin quitar ojo a su mujer, que pese a la violencia del ataque recuerda lo ocurrido al milímetro. «Eran las 13.50 horas. Primero escuché a mi perra ‘Lassie’ que cuida al rebaño de cabras y que estaba ladrando porque la estaban atacando. Después se fueron a por las gallinas».

Fili, ayer, dolorida en su casa tras recibir el alta médica. /
I. S./ AGM

En ese intervalo de tiempo Mari Inés aprovechó para alertar a dos vecinos – Carmen y José Joaquín – que estaban en la calle. «Les dije que los perros estaban sueltos, que se fueran, pero al chillar me oyeron y vinieron como una bala a por mí. Estuve quince minutos luchando con ellos y gritando: ‘¡Me matan!’».

Esta ecuatoriana reconocía ayer que seguía viva gracias al gesto heroico de Antonio Baños Bastida, de 60 años, y su cuñado, Alfonso Baños Hernández, de 71. «Estaba sin fuerzas y me mordían el cuello».

Fue entonces cuando estos cuñados escucharon el escándalo. «Salimos de casa y vimos que los dos animales estaban encima de la mujer, no dejaba de pedir auxilio», relataban ayer Antonio y Alfonso. «Al llegar no le podíamos reconocer la cara por toda la sangre que llevaba». ‘Tina’ y ‘Tyson’, madre e hijo, no se lo pusieron nada fácil a estos vecinos que trataron de espantarles con palos y varas. «Si no llegamos a tiempo la ‘despiezan’ entera».

Antonio lucía ayer un cabestrillo y un vendaje que tapaba los treinta puntos de sutura que había recibido en uno de sus brazos. «Me desmayé cuando me vi el hueso, tengo destrozado el brazo hasta el sobaco». Alfonso tenía una herida inciso contusa en la mano izquierda.

Fueron a por otra vecina

Lograron que los dos canes dejaren a Mari Inés, con la mala suerte de que uno de ellos se percató de la presencia de Fili Amor Cortijo, de 59 años, y que reside en el número 62 del barrio de Cuevas del Norte, justo a las espaldas de la casa de los dueños de los dos American Stanffordshire Terrier. «Escuché los gritos y, cuando bajaba por las escaleras, ya vi cómo venía corriendo uno hacia mí. Se me tiró a la boca», relataba ayer Fili, cuyo rostro estaba plagado de puntos de aproximación y cicatrices.

Los canes ‘Tyson’ y ‘Tina’ aislados en la perrera. /
I. S.

«Le abrí la boca y me soltó, entonces me arrastré hasta un árbol para levantarme. Cuando me puse de pie me mordieron en la espalda, pero pude abrir la verja del patio y me resguardé en el interior». Los dos canes tuvieron que ser abatidos a tiros por agentes de la Policía Local de Murcia, para frenar su instinto totalmente desbocado. Después fueron trasladados al Centro Municipal de Zoonosis de La Albatalía.

Esta vecina no dejaba ayer de recibir la visita de amigos y familiares, aunque el cariño no mitigaba las ansias de justicia de Fili: «Espero que maten a esos perros. Me han mordido en la cara, la mano, la pierna, la oreja…». Su hija, Vanessa, añadía que «espero que hagan lo que sea con esos perros, gracias a Dios que no estaban mis hijos cuando pasó eso, solo tienen 16 meses y 4 años. Iban hechos unas fieras y mi madre no pudo reaccionar. Da cosa verla».

La condena de los vecinos de Cuevas del Norte era casi unánime hacia estas mascotas, propiedad de Verónica y Agustín, un matrimonio que reside en el número 68 del barrio. «Espero que no regresen por aquí esos animales», sentenciaba a pie de calle Miguel Peñalver, residente en la zona. De la misma manera opinaba Mari Inés, que permanecerá ingresada en La Arrixaca hasta el próximo lunes, como mínimo. «Les había dicho a Verónica y Agustín que se llevasen cuidado, que no los dejasen sueltos porque se iban a llevar un disgusto. Espero que no les devuelvan los perros. Siempre han sido muy agresivos».

Sin embargo, esa decisión dependerá de las vías administrativa y judicial abiertas por el Ayuntamiento de Murcia y los juzgados. El jefe de los servicios municipales de Salud, Eduardo González, explicó ayer que «los canes permanecerán en vigilancia antirrábica durante los próximos catorce días». Ahora mismo no contemplan el sacrificio, aunque todo dependerá de sus propietarios y del expediente sancionador.

Sin microchip

González confirmó que «hemos constatado dos faltas, porque los dueños carecían de la licencia para animales potencialmente peligrosos y tampoco están identificados con microchip. Solo disponían de la cartilla. Las multas dependerán de la ordenanza municipal de animales de compañía».

La horquilla de las sanciones por carecer de la citada licencia oscila entre 2.400 euros y 15.000 euros. En el caso de la identificación va de 300 euros a 3.000 euros. «Se ha abierto expediente sancionador y no se descarta durante su tramitación que detectemos más faltas». La ordenanza también fija que los perros potencialmente peligrosos deben estar atados o en un recinto habilitado al efecto cuando estén en una casa con jardín o parcela, y presuntamente solo estaba el macho. Esto supondría una tercera falta y otra multa para el matrimonio.

No obstante, la Justicia también podría ordenar el sacrificio de estos perros, ya que la Guardia Civil tiene previsto tomar declaración hoy a los dueños de los animales después de que las víctimas hayan testificado. Acto seguido remitirá las diligencias por lesiones al juzgado de guardia. Los tribunales también deberán dirimir si a Verónica y Agustín se les imputa un supuesto delito o una falta de lesiones por los ataques de sus mascotas a cuatro vecinos. La última palabra sobre la ejecución de ‘Tina’ y su hijo, ‘Tyson’ la tendrán el Ayuntamiento y la Ciudad de la Justicia.

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