Hollande apela a la «unidad»

Marine Le Pen batalla para no ser excluida de la concentración convocada para el domingo

El Mundo, ROSA MENESES PARÍS ENVIADA ESPECIAL, 09-01-2015

Con toda Francia en duelo por la
muerte de 12 personas en el atentado
del miércoles en París, la manifestación
convocada el domingo
para mostrar la «unidad nacional»
contra el terrorismo se ha convertido
ya en un campo de batalla
dentro de la carrera al Elíseo.
El Frente Nacional (FN), partido
de extrema derecha liderado por
Marine Le Pen, ha denunciado que
el presidente, François Hollande,
pretende «excluirle» de la gran concentración.
Su movimiento, que
acusa a Sarkozy y a Hollande de
una política de inmigración demasiado
permisiva, no ha sido invitado
por ahora a la gran concentración.
La marginación ha desatado la cólera
de Le Pen, que ha denunciado
una «unión nacional» de fachada.
«La idea del presidente de una
unión nacional en la que se excluirá
a un partido que representa al 25%
de los franceses transforma esta
unión nacional en una gran burla política
», afirmó Marine Le Pen.
Su sobrina Marion Maréchal-Le
Pen echó más leña al fuego afirmando
en el diario Le Parisien que
la decisión de Hollande «no es un
comportamiento digno de un presidente
de la República». La diputada
del FN por Vaucluse calificó la
unión nacional de mero «eslogan».
«Tengo la sensación de que el Gobierno
continúa cerrando los ojos a
los verdaderos problemas. Rechaza
hacerse preguntas sobre la infiltración
de estos grupos en Francia o la
falta de asimilación de los franceses
de origen extranjero», añadió.
Con una popularidad en horas
bajas debido a la crisis económica
y el paro creciente, Hollande se
multiplicó ayer para poder reunirse
con el máximo de dirigentes políticos
de su país y convencerles de
que participaran en la marcha. Entre
ellos estuvo Nicolas Sarkozy, al
frente de la Unión por un Movimiento
Popular (UMP) y que será
el principal rival de la izquierda en
las presidenciales de 2017.
«Es mi deber responder a esta
invitación» para «mostrar un clima
de unidad nacional ante el ataque
perpetrado por fanáticos que están
en contra de la civilización», afirmó
Sarkozy tras su encuentro de
ayer con Hollande.
Hoy está previsto que Hollande se
reúna con los dirigentes de las formaciones
que no disponen de grupo
propio en el Parlamento. Y aquí entra
de nuevo la presidenta del Frente
Nacional, Marine Le Pen. Queda
por ver si su grupo es finalmente excluido
de la marcha, aunque el primer
ministro, Manuel Valls, ya dejó
entender ayer que el FN no comparte
los valores republicanos.
A mediodía todo el país se paralizó
para rendir homenaje a las víctimas
con un minuto de silencio. Escuelas,
servicios públicos e incluso
los transportes de autobús y metro
y comercios dejaron de funcionar.
Especialmente emotivo fue el acto
en la catedral de Notre Dame, donde
se congregaron decenas de personas.
Algunos enarbolaban carteles
en los que se podía leer «Yo soy
Charlie Hebdo». Otros, simplemente,
un lápiz.
También se celebraron emocionantes
minutos de duelo frente al
Ayuntamiento de París o en la sede
de la revista satírica, en la que la
gente depositaba flores, lápices y
mensajes en señal de solidaridad.
Los rostros de Charb, Cabu, Wolinski
y Tignous, los cuatro caricaturistas
asesinados, colgaban de la fachada
de un edificio próximo.
El abogado de Charlie Hebdo
anunció que el semanario volverá a
los quioscos el próximo miércoles,
con una tirada excepcional de un
millón de ejemplares (habitualmente
son 60.000). «Queremos lanzar
un mensaje de rechazo al chantaje,
de no callar y sí a la libertad de expresión.
Charlie y su espíritu van a
vivir. La libertad de expresión no se
puede matar», señalaba a EL MUNDO
Claire San Filippo, portavoz para
América Latina de Reporteros
Sin Fronteras, organización con sede
en París. A unos metros de ella,
la ONG había colocado una foto de
los redactores de Charlie Hebdo.
Cuatro plantas más abajo, en la
puerta, dos guardias armados con
fusil custodiaban la entrada.
Mientras, en Alemania, los anti
euro alemanes tantean una alianza
electoral con el movimiento islamófobo
Pegida (Patriotas Europeos
contra la Islamización de Occidente),
informa Rosalía Sánchez.
El partido antieuro alemán Alternative
für Deutschland (AfD) está
dispuesto a sacar provecho, no sin
cierto espíritu carroñero, del potencial
electoral que ofrece el movimiento
xenófobo Pegida, que en los
últimos meses ha cobrado un espectacular
auge en Alemania. Uno de
cada tres alemanes, según una encuesta
publicada por Stern, simpatiza
con Pegida y los líderes de AfD
ya han comenzado a tender lazos
con los organizadores de las manifestaciones
anti extranjeros celebradas
esta semana en Dresde.

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