Lluvia de millones en Leganés
Las 40 series del primer premio de ‘El Niño’, el 55.487, se venden íntegras en la administración número 4 de la localidad Parados y pensionistas entre los premiados, en una zona «humilde»
El Mundo, , 07-01-2015La alegría va por barrios, y esta vez tocó en uno humilde y obrero de Leganés. La euforia y el cava se descorcharon a las puertas de la administración número 4 de esta localidad donde se vendieron de manera íntegra las 40 series del décimo 55.487, primer premio del sorteo de El Niño. Alrededor de un centenar de vecinos, entre premiados y curiosos, se acercaron ayer por la mañana a las inmediaciones de la administración. Destacaba el gran número de pensionistas y de parados que, entre abrazos, hacían notar su satisfacción. Uno de los agraciados, Stefan Gudulai, no sabía disimular su alegría. Este inmigrante de origen rumano llevaba nueve años viviendo en el municipio del sur de la capital. Siempre había trabajado como mecánico, pero desde el 1 de enero se había quedado en paro. «Dios me quiere mucho, por eso me ha tocado», afirmaba un exultante Stefan, creyente agradecido que daba gracias «al Señor por haberle protegido en uno de los momentos que más lo necesitaba».
«Es difícil de explicar lo que se siente, esto cambia por completo nuestras vidas. Con los 200.000 euros podremos abrir un taller para llevar nuestro propio negocio, algo que siempre había soñado», aseguró Stefan, que confesó haber estado negado siempre en los juegos de azar. «Es la primera vez que me toca». Durante el sorteo, el mecánico se encontraba ayudando a arrancar un coche que se había quedado parado a pocas calles de la administración. Un vecino se detuvo a saludarle y le comunicó que El Niño había caído en Leganés.
«Fui a casa corriendo y comprobé que tenía el número premiado, no me lo podía creer», recuerda Stefan, que despertó a sus familiares de los gritos. «Nosotros pensábamos que se había vuelto loco, no entendíamos qué sucedía», explica Andrei, hijo del afortunado, que había acompañado a su padre un día antes, el lunes 5 por la tarde, hasta la administración para comprar el décimo.
Esta familia rumana no fue la única afortunada. Ángel Fernández, el dueño de la administración junto con su hermano Gustavo, admitía estar muy orgulloso de que la suerte hubiese sonreído a su barrio, «humilde, y lleno de personas que lo necesitan de verdad».
Este par de loteros vendieron los 400 décimos en la propia ventanilla, uno a uno, algo que en palabras de los Fernández le da un plus a tanta felicidad por la cercanía que han tenido con sus vecinos. Además, se encargaron de promocionar el número de la suerte con una leyenda que ponía: «El número para los vecinos del barrio».
El propietario recordaba cómo en torno a las 12.30 horas del mediodía una señora se le acercó para felicitarle y darle un par de besos. «Tenía a su marido ingresado porque sufrió un infarto. Además vivía en un piso cuarto sin ascensor. Con esto se podrá mudar a otra casa más cómoda», evocó Ángel Fernández.
Otro de los residentes de la zona, un hombre de origen peruano que prefirió mantenerse en el anonimato, narraba cómo este número le había «devuelto la vida». Lidiando con un trabajo precario, este «pellizco», aseguró, le ayudará tanto para cambiar de domicilio como para ayudar a un par de hijos de que dejó en Lima. Pero no todo eran sonrisas. De las más de 100 personas que se habían acercado hasta la administración, un gran número de ellos lo hacían por mera curiosidad ya que la suerte les había sido esquiva.
«Llevo muchos años comprando el mismo número en esta administración, pero no he tenido fortuna», explicaba resentido Manuel, apenado por haber tenido tan cerca el premio. Éste compartía la máxima entre los presentes que no fueron agraciados: «Al menos tenemos salud».
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