El Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche ha sido un polvorín este fin de semana. Cerca de 80 internos quemaron colchones y protestaron por «las condiciones de hacinamiento y el trato inhumano» que soportan desde hace varios días, según explicaron varios de los ingresados. Los altercados obligaron a intervenir en la zona de conflicto a los antidisturbios de la UIP en la mañana del domingo. Su entrada calmó los ánimos aunque algunos de los internos mantienen una huelga de hambre y se niegan a entrar en el comedor.

Según la Jefatura Superior de Policía, los problemas surgieron cuando el sábado por la tarde se celebró una concentración en las afueras del CIE convocada por varios familiares de los ingresados. Los internos aprovecharon esta movilización para protestar y quemar colchones y otros objetos que tenían en las celdas.

De acuerdo con la versión policial, esa noche se recondujo la movilización pero en la mañana del domingo volvió a reproducirse. Esta vez, incluso hubo enfrentamientos entre los propios internos que dejaron varios heridos. «Los agentes de la UIP entraron en el recinto para atender a los lesionados y no tuvieron que emplear ningún tipo de acción violenta», señaló un portavoz policial.

A lo largo del domingo varios de los internos se negaron a comer durante todo el día. «Estamos en huelga de hambre por el trato que recibimos en este recinto. Llevamos más de 50 días hacinados y esto es muy duro», señaló uno de ellos por teléfono a este periódico.

La Policía mantiene que la mayoría de los internos ya acudió ayer lunes al comedor pero varios de ellos aseguran que van a mantenerse sin comer mientras no sean escuchados.

La ONG Pueblos Unidos acude diariamente a atender a los internos. Su abogada, Cristina Manzanedo, señaló ayer que el problema actual del CIE es que los internos están desatendidos y hacinados debido a que hay un pabellón en obras. «Se pasan el día sin ninguna actividad y encima tienen para salir un pequeño patio ya que el patio más grande está en obras», señaló la letrada. «Los internos están todo el día cruzados de brazos y no pueden tener casi ningún contacto con el exterior, y si encima no son bien tratados durante muchos días se acrecienta la sensación de ansiedad que padecen. Solo reclaman un trato más digno», apunta Manzanedo.

El CIE de Aluche es un centro de internamiento provisional para extranjeros en situación de ilegalidad. Los ingresados no son presos y están allí recluidos a la espera de ser expulsados a su país. La estancia media de los internados es de 18 y 20 días y el máximo legal en 60, según Interior. La mayoría de ellos han cometido una infracción administrativa: entrar en España sin cumplir los requisitos, son sin papeles.

Desde que se inauguró en 2005 se han ido sucediendo numerosos incidentes, huelgas de hambre, fugas y problemas en el CIE. Los jueces ya han puesto en duda en varias ocasiones su funcionamiento y también la Defensora del Pueblo realizó un informe demoledor sobre el tratamiento que sufren.

Las ONG reclaman que puedan entrar en el CIE, que los internos tengan asistencia médica continua y que los policías que los atienden vayan identificados. Por su parte, los sindicatos de la Policía denuncian que es un destino ingrato para cualquier agente y que son insuficientes los policías que trabajan allí.

El Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid que ejerce el control del CIE ya ha dictado varios autos reclamando al director que se «garantice el derecho de las personas internadas en el CIE a ser informadas sobre protección internacional, así como el acceso de los internos a su expediente administrativo».