Un policía mata a otro joven negro en Ferguson y aviva la tensión racial

El agente asegura que le apuntaba con una pistola

El Mundo, PABLO PARDO WASHINGTON CORRESPONSAL, 25-12-2014

Navidades con conflicto racial en Misuri,
el Estado que lleva viviendo tensiones
entre blancos –el 62% de la
población del país– y negros –el
13%–, desde que en agosto un policía
mató a tiros a Michael Brown, un joven
de 17 años que le había agredido
en Ferguson, a las afueras de San
Luis. Esta vez el desencadenante fue
la muerte de Antonio Martin, otro
adolescente afroamericano, en una
gasolinera en el pueblo de Berkeley,
a apenas tres kilómetros y medio de
Ferguson.
La tensión
racial vuelve a
incendiar Misuri.
El asesinato de otro joven negro a manos de
un policía espolea los disturbios en EEUU.

Martin, de 18 años y con antecedentes
penales, apuntó a un policía
que estaba a apenas dos metros
de él con una pistola con el
número de identificación borrado
y cargada con cinco balas.
El agente, cuya identidad no había
sido desvelada al cierre de esta
edición, reaccionó pegándole
tres tiros que le mataron el acto.
El jefe policía de San Luis, Jon
Belmar, declaró que el agente «temía
por su vida» cuando efectuó
el disparo y que, dado lo imprevisto
de la situación, no hubiera sido
posible recurrir a la utilización de
gas pimienta.
La muerte tuvo lugar alrededor
de la medianoche. Y apenas dos
horas después, la zona se había
convertido en un nuevo foco de
violencia, con cientos de afroamericanos
protestando, contendedores
ardiendo, una autopista vecina
cortada y más de 50 coches de la
Policía de San Luis. A una tienda
de la cadena de tiendas 24 horas
Quick Trip, que suele estar junto a
las gasolineras, también se le pegó
fuego.
La policía de San Luis, que ha
dado muestras en Ferguson de tener
una preparación inexistente a
la hora de confrontar algaradas
callejeras, se mostró muy comedida,
y no usó gas lacrimógeno, incluso
a pesar de que los manifestantes
le tiraron cohetes y fuegos
artificiales.
El recurso a la pirotecnia como
arma acaso se deba a que, entre
las personas de nivel educativo
bajo y entre los pequeños delincuentes
en Estados Unidos es común
jugar a tirarse fuegos artificiales
y esquivarlos (de hecho ése
éste era uno de los pasatiempos
favoritos de Elvis Presley). Belmar
calificó de «muy preocupante» en
uso de material pirotécnico junto
a una gasolinera.
La policía de San Luis colgó en
YouTube el vídeo de una cámara
de seguridad que se halla colocada
en el interior de la gasolinera,
y que muestra cómo un joven negro
levanta su mano en dirección
a los agentes.
La acción se produce al final de
la grabación, cuando ya ha transcurrido
alrededor de un minuto y
38 segundos, y ocurre lejos de la
cámara. Aunque da la impresión
de que Martin tiene un arma en la
mano, es imposible poder saberlo
con absoluta certeza. Y la policía
no ha publicado el momento en el
que el agente le pega tres tiros al
adolescente afroamericano, que
murió en el acto. La persona que
acompañaba al fallecido escapó
corriendo y anoche no había sido
identificada.
La muerte de Martin llega cuando
Estados Unidos vive otro macabro
episodio en las relaciones
entre blancos y negros. La semana
pasada, el FBI –la única policía
que cubre todo el territorio del
país– abrió una investigación para
determinar si el adolescente negro
Lennon Lacy, de 17 años, se suicidó
o fue ahorcado por tener una
novia blanca en el pueblo de Blandeboro,
en Carolina del Norte.
Lacy fue encontrado ahorcado
junto a un barrio de blancos formado
por caravanas, lo que en Estados
Unidos es una especie de
certificado de pobreza.
El cadáver de Lacy estaba colgado
de dos cinturones, y se encontraba
cubierto por hormigas
de fuego, que, al contrario que
otras especies, tienen un aguijón
que produce una sensación de
quemadura, de donde procede el
nombre.
Por el momento no se sabe si
las hormigas habían acudido a alimentarse
del cadáver o si, en el
caso de que efectivamente se hubiera
producido un linchamiento,
se las hubieran echado encima al
joven para torturarlo.
Entretanto, las tensiones continuaban
en la ciudad de Nueva
York, que fue testigo durante el fin
de semana de un duro enfrentamiento
verbal entre la policía y el
alcalde, Bill de Blasio, después de
que un negro matara el viernes a
dos policías –uno hispano, el otro
asiático– en venganza por la
muerte de Brown y de Eric Garner,
un vendedor ilegal de cigarrillos
al que un agente neoyorkino
aplicó una llave ilegal durante el
pasado mes de julio, causándole la
muerte por asfixia.
Un jurado popular
del área en la
que se produjo la
muerte –el vecindario
mayoritariamente
blanco de Staten
Island– ha decidido
no procesar a Daniel
Pantaleo, el policía
que mató a
Garner.
La muerte de
Garner fue grabada
en dos vídeos. Tras
el asesinato de los
dos agentes de las
fuerzas de seguridad,
varios sindicatos
policiales acusaron
a De Blasio de
no proteger a la policía
neoyorkina,
que con sus 35.000
miembros es un poder
político que hay
que tener muy en
consideración.
Una de las críticas
subyacentes al
primer edil es que
está casado con una
mujer afroamericana, y que durante
la campaña electoral en la
que resultó elegido, en el año
2012, recurrió en varias ocasiones
a las carta del enfrentamiento racial
en Estados Unidos.
La tensión
racial vuelve a
incendiar Misuri
El asesinato de otro joven negro a manos de
un policía espolea los disturbios en EEUU
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio,
encabezó el martes un acto en el que se guardó
un minuto de silencio por los dos policías
asesinados el sábado, en un tributo que se
repitió en algunos puntos de la ciudad.
A las 14.47 hora local (20.47 GMT), la misma en
la que fueron asesinados a sangre fría los
agentes Rafael Ramos y Wenjian Liu dentro de
su patrulla cuando estaban almorzando, De
Blasio y quienes le rodeaban guardaron un
momento de silencio. «Es un tiempo de dolor
para nuestra ciudad. Es tiempo de llorar para
dos buenas familias y es muy importante que
estemos en solidaridad con ellos», dijo De
Blasio en un mensaje previo. «Ramos y Liu
creían en algo, creían en hacer este mundo
mejor, en hacer esta ciudad mejor. Ellos dieron
su vida porque pensaban que lo podemos hacer
mejor, que podemos unirnos, que podemos
mantener la gente segura», afirmó el alcalde.
De Blasio, que llegó a la alcaldía hace un año,
atraviesa este shock para la ciudad en medio de
críticas de parte de sindicatos policiales, que
piensan que no apoya adecuadamente a los
35.000 agentes de la ciudad.
HOMENAJE DE BILL DE BLASIO
A LOS POLICÍAS MUERTOS
El FBI investiga el
posible linchamiento
de un negro por
tener novia blanca
La policía de San
Luis no recurre al
gas lacrimógeno
ante la protesta.

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