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El alumnado de los CEPA de Meatzaldea entrega buenas notas a Olentzero
Muskiz celebra una jornada de confraternización entre los estudiantes del centro con guisos de varias nacionalidades
Deia, , 26-12-2014Trapagaran – Seguro que Olentzero ha tenido bastante trabajo este año para compensar el esfuerzo y la entrega de los más de 740 alumnos que este año están matriculados en los Centros de Educación Permanente de Adultos (CEPA) de Meatzaldea. Alumnos como Lucía De la Iglesia, nacida abantoarra pero muskiztarra de adopción desde hace más de cincuenta primaveras.
A sus 81 años, esta etxekoandre comparte aulas en Muskiz con hombres y mujeres mucho más jóvenes que ella – hay matriculados alumnos desde los 18 años que han vuelto a la enseñanza reglada – a los que supera en la ilusión por seguir aprendiendo.
“Nosotras estamos en el curso de reciclaje, en el que damos entre otras cosas Ciencias Sociales o Matemáticas. Yo en Matemáticas me defiendo bastante bien, mejor que en Ciencias Sociales donde hemos estado hablando del cambio climático”, apunta Lucía, la veterana de este centro en el que estudian 70 personas con muy diferentes procedencias.
Así, a este centro de Muskiz también acuden personas de Afganistán, Brasil, India, Marruecos, Pakistán, Sahara o Senegal. “Hay muy buen ambiente y además la gente que se apunta generalmente es muy constante. Vienen a clase muy motivados y eso hace que su aprovechamiento sea destacable”, reseña Karmele Guijarrubia, coordinadora de la EPA de Meatzaldea quien apunta que la mayoría del alumnado se encuentran en la horquilla entre los 45 y los 60 años.
“Hay algunas compañeras que me hacen renegar. Le dan a la lengua y claro, mi mente se va para donde están hablando ellas en vez de estar a lo que tiene que estar. Son unas enredadoras”, comenta esta jovial viuda que destaca como sus dos hijos “están encantados de la vida de que vaya a todos los sitios a los que voy. Lo mismo a manualidades que a estas clases. Lo que no me gusta es quedarme en el sofá “, comenta Lucía. Junto a ella, sus compañeras Mariví Gaubeka e Isabel Zuloaga, antiguas administrativas que han decidido actualizar sus conocimientos en algunas materias, destacan “el buen ánimo” de la veterana del centro.
25 años El CEPA de Trapagaran, del que dependen las aulas abiertas en Abanto – Zierbena, Muskiz y Ortuella, se inauguró en el curso 1990 – 1991 y desde entonces mantiene una amplia oferta formativa que va desde la alfabetización hasta la obtención del título de graduado en enseñanza secundaria obligatoria, además de módulos optativos de idiomas, informática y de otros que satisfacen las necesidades e intereses del alumnado.
“La gente más joven suele apuntarse más a clases de idiomas e informática o para el acceso a la universidad”, señala Karmele mientras se apresta a tomar un sorbo de té de menta preparado por Ahmed, un alumno saharaui.
El mencionado Ahmed es uno de los cerca de doce extranjeros apuntados a clases de alfabetización con el fin de aprender euskera y castellano.
“Yo llevó cinco años viviendo en Muskiz y ya tengo un cierto nivel. Mi mujer que ha venido hace poco ya se defiende en castellano lo que le facilita la relación con otras mujeres o en el colegio”, señala Mohamed Berguig, uno de los participantes en el hamaiketako multicultural celebrado por Navidad en el que no faltó el couscous a raas malai (un postre hindú) con el que celebraron el paréntesis navideño y al Olentzero al que le entregaron buenas notas.
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