Gerhard Schröder reclamó ayer una respuesta contundente y popular contra el auge del grupo islamófobo Pegida como la que se vivió en el año 2000 tras el incendio de la sinagoga de Dusseldorf, y exigió a Angela Merkel que lidere esa reacción social. El conocido como «levantamiento de la dignidad» en contra de la ultraderecha fue promovido por el entonces canciller socialdemócrata Schröder.

«Entonces salieron a la calle cerca de 200.000 personas en Berlín en contra de la xenofobia y el antisemitismo y evidentemente el presidente alemán y el canciller marcharon a la cabeza. Una reacción pública así es lo que necesitamos ahora», declaró a la revista «Couragiert».

Como cada lunes, Pegida – siglas de europeos patrióticos contra la islamización de Occidente en alemán – reunió ayer a miles de personas en su décima marcha en la ciudad de Dresde. El pasado lunes consiguió congregar a cerca de 15.000 personas. Ayer también estaban convocadas contramanifestaciones por decenas de organizaciones, congregaciones religiosas y activistas de izquierdas.

En opinión de Schröder, el Gobierno de Merkel tiene la «obligación» de frenar y rechazar claramente a Pegida, al que tilda de «montón de brutos». El excanciller acusa a los partidos «a la derecha del centro», esto es, a la CDU de Merkel y a su hermana bávara, la CSU, de hacer «demasiado poco» contra este emergente movimiento xenófobo. El Gobierno alemán no se pronunció, aunque en los últimos días varios cargos, con Merkel a la cabeza, han reiterado que no hay sitio para la xenofobia.