Desde que hace un par de meses empezara a funcionar la oficina de asilo ubicada en la aduana internacional de Beni Enzar –que une Melilla con la provincia marroquí de Nador – las peticiones de asilo se han multiplicado de tal forma que es imposible dar respuesta real a tanta demanda por parte del escaso personal destinado a dicha oficina.

La Unión federal de Policía (UFP) y diversas organizaciones no gubernamentales a ambos lados de la frontera coinciden en que es imposible continuar con esta situación de escasez de personal, ya que las personas que demandan protección internacional necesitan una respuesta inmediata y la apertura y tramitación del expediente es una tarea muy complicada que necesita de especialistas y traductores y que puede demorarse hasta tres y cuatro horas por persona.

Este pasado fin de semana, según denuncia el sindicato policial UFP, sólo había dos agentes en el control de documentación y otros dos en la oficina de asilo, lo que hacía imposible atender a las cuarenta solicitudes de asilo, por parte de ciudadanos huidos de Siria, que se demandaron durante esos dos días.

Al parecer, durante el día, de lunes a viernes, la Unidad de Documentación de Españoles y Extranjeros (UDEYE) se encarga de tramitar las peticiones de protección internacional, mientras el resto de agentes de frontera se centra en el control documental. Sin embargo, en los momentos más complicados, como son los fines de semana y los turnos de noche, esta unidad especializada no tiene personal destacado en la aduana, por lo que son únicamente los agentes de frontera los que deben realizar la entregada labor de abrirlos expedientes de asilo y controlar la documentación de una de las fronteras más transitadas del mundo, en donde pueden llegar a pasar hasta 40.000 personas por día.

Uno de los abogados que se encarga de certificar y firmar las solicitudes de asilo tramitadas confirma que efectivamente el tiempo que se dedica a gestionar la documentación es largo.

Las personas que piden asilo tienen que aportar toda la documentación que tengan a mano para demostrar tanto su identidad como la pertenencia a una unidad familiar, en el caos de tener mujer e hijos en la misma situación.

Además, estas personas deben responder a varias cuestiones relativas a su vida antes de huir de su país natal. Una tarea complicada que necesita de especialistas en documentación y fisionomía, en muchos casos, así como de traductores de siriano o árabe.

Hace poco más de una semana que el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, presentaba la terminación de las obras de reordenación y remodelación del paso fronterizo internacional de Beni Enzar, unas obras muy polémicas que han costado más de un millón de euros y que durante meses el jefe de frontera se ha negado a firmar dadas las múltiples deficiencias que presentaba.

El Barkani recalcaba en la presentación de las obras que “hay un antes y un después en Beni Enzar”. Y así lo cree el secretario de Organización de la UFP, José Guerrero, que asegura que después de las obras “ha empeorado la situación y sólo se sale adelante por el sobresfuerzo de los agentes, algo que no puede durar siempre”.