Tres incendios provocados han alterado bruscamente la tranquilidad de los 1.000 habitantes de la pequeña localidad bávara de Vorra, cerca de Núremberg. Tres edificios que habían sido reformados para albergar a unos 80 refugiados fueron incendiados la madrugada del viernes. Las pintadas xenófobas y esvásticas encontradas en las paredes han dirigido las investigaciones de la policía hacia grupos de extrema derecha.

Sobre las once de la noche del jueves, una vecina alertó del incendio de uno de los edificios, un antiguo restaurante que llevaba años cerrado. Poco después, los bomberos comprobaron que también se estaban quemando un antiguo granero y un bloque de apartamentos que habían sido reformados con el mismo fin. Los centros de acogida estaban a punto de ser inaugurados y se esperaba la llegada de aproximadamente 80 refugiados para mediados de enero. A pesar de que los bomberos apagaron el fuego con rapidez, se estiman pérdidas económicas de unos 700.000 euros.

El presidente del ‘land’ de Baviera, Horst Seehofer, ha condenado esta mañana el atentado, calificando la acción como vergonzosa. Las ideas xenófobas no tienen cabida en nuestra sociedad, basada en la libertad, ha asegurado. En parecidos términos se han expresado el ministro federal de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas, y la responsable de integración del Gobierno, Aydan Özoguz. El Consejo para refugiados de Baviera ha exigido el esclarecimiento del ataque. Espero que se investigue rápida e intensivamente, sobre todo en el ámbito de la extrema derecha, ha dicho Alexander Thal, su portavoz.

Una vecina ha explicado a la agencia DPA que los habitantes de la localidad habían estado preparándose para dar la bienvenida a los refugiados, y hace unas semanas se formó un grupo de apoyo para las personas que llegan buscando asilo. Entre los habitantes de Vorra no hay, pues, una actitud de rechazo a la acogida de refugiados, y algunos han declarado a los medios locales que están convencidos de que los autores del ataque no pueden ser locales.

El aumento de la llegada de refugiados es objeto de intenso debate en Alemania. El viernes pasado, el Bundestag (Cámara Baja del Parlamento) aprobó medidas que deben suavizar los requisitos para obtener la residencia. El jueves, además, la cancillera Angela Merkel trató la cuestión en un encuentro con los presidentes de los 16 estados federados.

El pasado mes de octubre, el diario de Múnich Süddeutsche Zeitung publicó un informe sobre la situación de los refugiados que llegan a Baviera huyendo de conflictos en sus países de origen. El reportaje, ilustrado con imágenes de decenas de personas durmiendo en la calle, explicaba la saturación de los barracones militares de Munich, donde se amontonaban unas 2.300 personas, el doble de su capacidad. El alcalde de la ciudad, el socialdemócrata Dieter Reiter, llegó a calificar las condiciones de la ciudad de situación de emergencia.