«No lo vamos a solucionar de la noche a la mañana», declaró el presidente Barack Obama durante una entrevista en alusión al problema del racismo y que, también según él, «está profundamente arraigado» en su país. Las palabras de Obama son una respuesta a las críticas que está recibiendo por la forma en que ha actuado tras las decisiones de los jurados de Ferguson y Nueva York de no procesar a los agentes de policía bancos que este verano mataron a dos hombres negros desarmados y que han vuelto a provocar disturbios en EE.UU.

Una encuesta publicada el domingo reflejaba que la mayoría de los estadounidenses, el 53%, cree que las relaciones raciales han empeorado desde la llegada de Obama a la Casa Blanca. Aunque esta es una percepción mayor entre los blancos, el 56% lo creen así, que entre los afroamericanos, entre los que solo opinan de esa manera el 45%.

Pese a reconocer que su país sigue siendo racista, Obama también aclaró que, en su opinión, las cosas están ahora mucho mejor. «Por dolorosos que sean estos incidentes, no podemos comparar lo que está pasando ahora con lo que sucedía hace 50 años. Pregunten a sus abuelos, a sus padres o a sus tíos y ellos les dirán que las cosas están mejor. Es posible que no estén bien, pero desde luego están mejor», dijo.

Pese a ello, el presidente evitó mostrarse resignado y pidió a los jóvenes que presionen con su lucha al tiempo que les recomendó paciencia. «Tenemos que ser persistentes, porque el progreso está en cada paso».

Los disturbios ocasionados por las dos decisiones de esos jurados continúan en Norteamérica. La noche del domingo otra vez miles de manifestantes salieron a las calles a protestar y, en algunos casos, provocaron incidentes violentos. Eso ocurrió, por ejemplo, en la ciudad californiana de Berkeley. Allí, en las inmediaciones del campus de la Universidad de California, varios cientos de manifestantes cortaron una autopista, rompieron escaparates y lanzaron botellas y piedras contra la policía que los repelió con gases lacrimógenos e hizo varias detenciones. En Boston, las autoridades investigan si la policía usó espráis de pimienta, que están prohibidos.

El fiscal general, Eric Holder, presentó ayer una nueva guía para evitar la discriminación por parte de los agentes federales. Estas nuevas normas impiden a los agentes actuar por causa del país de origen, la raza, el género o la religión de los sospechosos. La secretaría de Justicia llevaba cinco años trabajando en ellas y ha elegido presentarlas justo ahora que se están produciendo los mayores disturbios raciales de las últimas décadas. Sin embargo, Holder aclaró que la guía no afectará a las fuerzas de seguridad que actúan en las fronteras ni al servicio secreto. Y tampoco, porque no son fuerzas federales, a los agentes de las policías locales, que son precisamente los que han protagonizado los sucesos que han provocado los disturbios.