Rostros de la tragedia

El Periodico, MAYKA NAVARRO / BARCELONA, 09-12-2014

Tras los gritos y el llanto inagotable llegó el silencio. Agotadas de tanto dolor, cuatro mujeres todavía permanecían ayer ingresadas en la misma planta del complejo hospitalario de Torrecárdenas, en Almería. Otras tres recibieron el alta el domingo. Las siete pertenecen al grupo de 21 personas que el viernes por la mañana fueron rescatadas en una patera que estaba a punto de hundirse a 22 millas del Cabo de Gata. Las cuatro mujeres están embarazadas. Las cuatro perdieron a alguno de sus hijos en la infernal travesía que el miércoles por la noche partió de la costa marroquí cerca de Nador. El mar se tragó a 8 niños y 21 adultos frente a Almería.

Las cuatro mujeres recibieron por la mañana la visita del padre Ángel, responsable de la oenegé Mensajeros de la Paz. «Quise acercarme a abrazarlas. Y ofrecerles nuestra casa de acogida en Almería, por si la necesitan.» Todavía están conmocionadas. Creen estar en una pesadilla de la que confían despertar. Les acababan de informar de que se habían suspendido las labores de búsqueda de la treintena de personas que cayeron al mar durante el temporal. Entre ellos, sus hijos, todos menores de tres años.

De esa edad eran los gemelos de Sisqo Bambola muertos también en ese maldito viaje. Iban con su madre y una hermana de tres años. Las dos sobrevivieron. La pequeña devoraba ayer una magdalena sentada en el regazo de su madre, embarazada otra vez. «Ha perdido a dos hijos pero es la que está mejor. La naturaleza es sabia, sabe que tiene que tirar adelante por su otra hija, y la que está por llegar», cuenta el padre Ángel.

En cuanto reciban el alta, las cuatro mujeres y la niña serán trasladadas a una casa de acogida de la Cruz Roja en Cádiz, donde ya están las demás. El resto de inmigrantes rescatados, 19 hombres y dos mujeres sobre las que hay sospechas de que podían pertenecer a una mafia de trata de blancas, han sido repartidos en centros de internamiento para extranjeros de Andalucía, mientras se tramitan sus expedientes de expulsión.

En Tánger, en la sede de la oenegé Caminando Fronteras, la investigadora y activista Helena Maleno canalizaba ayer las reclamaciones de los familiares de los desaparecidos a los que el mar se llevó para siempre. Algunos fueron subiendo sus retratos en Facebook a modo de homenaje y despedida. Gerard Range lloraba con palabras a su sobrino, mientras Maleno despedía con un «descanse en paz» a Yannick Onana. Ambos de Camerún, como la gran mayoría de fallecidos.

La asociación Almería Acoge ha convocado para esta tarde una concentración en recuerdo de la treintena de desaparecidos, entre ellos ocho niños de corta edad a las que sus madres les embarcaron en el que debía de ser un viaje rápido en busca de una mejor vida.

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