Salvamento Marítimo centra sus esfuerzos en localizar los cuerpos que se encuentren “semihundidos” de los 23 inmigrantes que cayeron al mar desde la patera en la que viajaban, según el testimonio de los 29 compañeros rescatados a 23 millas al suroeste de Cabo de Gata (Almería). Uno de los patrones de Salvamar ‘Denébola’ ha indicado que estas personas “por lo general se suelen ir al fondo porque, a no ser que lleven un elemento que los mantenga en superficie, al ser personas que pasan mucho frío se abrigan en exceso y cuando la ropa se moja es difícil no hundirse con tanto peso”.

En este sentido, el miembro del dispositivo de búsqueda ha manifestado que “si ya es complicado encontrar a una persona viva con la cabeza fuera del agua y a flote, es casi imposible con una que ni siquiera mantiene la cabeza fuera”. También ha considerado “casi imposible que después de tanto tiempo hayan podido sobrevivir. Localizar cadáveres es complicado pero es casi la única opción que se tiene”, ha dicho.

Fuentes de Salvamento Marítimo han apuntado además que el dispositivo seguirá activo al menos durante el día de hoy y al final la jornada se “estudiará lo que se ha hecho, las zonas en las que se ha buscado y se meditará, pero en algún momento hay que dejar de buscar”.

La pérdida de los bebés

El coordinador de Cruz Roja en Almería, Francisco Vicente, ha asegurado hoy que, tras su ingreso en un centro de acogida, “hay que dejar solas a las madres de los niños desaparecidos, dejarlas solas para que asuman la situación” y aceptar así la posible pérdida en el mar de sus bebés. Vicente ha indicado que Cruz Roja se hará cargo de siete de las mujeres rescatadas de la patera en la que viajaban 29 subsaharianos, interceptada a unas 23 millas náuticas de la costa almeriense, aquellas que se encontraban embarazadas, así como la madre del único bebé superviviente.

“Las mujeres que ya están en los centros están bien atendidas y el resto están en el hospital de Torrecárdenas en planta y esta misma semana pasarán a estos centros” ha dicho Vicente, quién ha atendido en calidad de psicólogo a varias de ellas junto al resto de voluntarios del equipo de emergencias de Cruz Roja. “Les hemos dejado un móvil para que puedan comunicarse y desahogarse con sus familiares. Ahora tienen que recuperarse y afrontar lo que ha ocurrido, poco más se puede hacer”, ha señalado Vicente.

En cuanto al estado de las inmigrantes, el coordinador de Cruz Roja ha dicho que “la mayoría estaba muy mal, llorando mucho, gritando, agarradas a las prendas de sus niños y clamando que le diesen a sus hijos”. “Algunas asumían en parte la pérdida y preguntaban si iban a ser rescatados, si los estaban buscando con la esperanza de que hubiesen encontrado a los niños. Les hemos dicho que se llevan a cabo labores de búsqueda pero que la posibilidad de encontrar a un bebé eran casi nulas”, ha añadido Vicente.