Internacional
La Nación Arco Iris se separa por colores un año después de la muerte de Mandela
ABC, , 05-12-2014La unidad nacional inspirada por Nelson Mandela se debilita en favor de la pertenencia racial, un año después de la muerte del expresidente sudafricano
Mientras Sudáfrica se prepara para conmemorar hoy el aniversario de la muerte de Nelson Mandela, que murió el pasado 5 de diciembre en su casa de Houghton, muchos se preguntan qué ha cambiado en estos doces meses en la nación multirracial que él mismo creó hace ya veinte años. La respuesta es: nada. Hoy, igual que hace un año, los sudafricanos cantarán sus alabanzas y honrarán su figura, pero más como un elemento de orgullo nacional que un verdadero compromiso con las ideas que defendió. Como los americanos alardean de la Coca – Cola o los españoles del descubrimiento de América.
El año 2014 ha sido el de los estudiantes blancos disfrazados de sirvientas con las caras pintadas de negro, el de un grupo de moteros dándole una paliza un dependiente de una gasolinera. La Policía entrando en el Congreso para desalojar a un grupo parlamentario. Son el reflejo de las tensiones raciales, de la intolerancia y la ausencia de los valores de entendimiento y reconciliación de Nelson Mandela. Parece mucho, pero son sólo anécdotas de un cambio que empezó muchos antes de que Tata Madiba nos abandonara.
La Nación Arco Iris, como definió a la nueva Sudáfrica el primer presidente negro del país, se ha ido debilitando poco a poco. La idea de un país unido, capaz de superar sus diferencias históricas y lograr la convivencia entre razas se ha ido debilitando. Y el efecto empezó hace diez años, a juzgar por los resultados del último Barómetro de la Reconciliación de 2014.
Con motivo del aniversario de la muerte del exmandatario sudafricano, el barómetro decidió dejar su habitual encuesta anual para ganar en perspectiva. Pese a que la interacción entre razas y la confianza mutua aumentó en la última década, el compromiso con una Sudáfrica multirracial ha decaído en el mismo período.
Si en 2003 el 72,9% de los sudafricanos aseguraban que era «deseable crear una Sudáfrica unida compuesta por todos los grupos que habitan en ella», la cifra cayó en 2013 al 55%. «La última década ha visto el mayor desplome en aquellos que anhelan una Sudáfrica unida», afirma el estudio.
La caída se ha visto acompañada de un aumento del sentimiento de pertenencia racial y defensa de la propia lengua, mientras que el sentimiento de ser sudafricano deja de ser la principal marca de identidad.
Después de que Nelson Mandela pasase 27 años de su vida por acabar con el régimen racista del apartheid, su Nación Arco Iris parece también haber empezado a olvidar las atrocidades del sistema de segregación impuesto por la minoría blanca del país durante cuatro décadas. Según los datos de 2013, sólo el 53% de los descendientes de europeos consideraba que el apartheid fue un crimen contra la humanidad.
El ligero aumento de la criminalidad, la persistencia de las desigualdades sociales ligadas a la raza y el auge de partidos políticos como los Luchadores por la Libertad Económica (EFF) que reclaman la emancipación de la población negra todavía oprimida por la minoría blanca, podrían haber contribuido al desencanto de los sudafricanos con aquella nación multicolor que defendió Mandela.
El Congreso Nacional Africano (CNA) que el exmandatario sudafricano llevó a la Presidencia en 1994, tampoco parece contribuir a conservar la memoria y los valores de su líder. «No hay ningún esfuerzo por transmitir la filosofía política de Mandela en la sociedad, básicamente porque los dirigentes actuales del CNA difícilmente se guían por esos valores», asegura la periodista del Daily Maverick Ranjeni Munusami.
«Nos hemos convertido en una sociedad definida por el propio interés, la avaricia, la violencia y el abuso de los derechos y la dignidad de los otros. Hemos perdido nuestra Madelinidad».
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