El Gobierno de Marruecos pidió
ayer a su diplomacia que actúe
para encontrar una solución al
problema del cementerio musulmán
de Griñón, que quedó resuelto
la semana pasada gracias
a una mediación del Ministerio
de Justicia español entre el Ayuntamiento
y representantes de comunidades
islámicas.
El asunto lo debatió el Consejo
de Gobierno (equivalente marroquí
del Consejo de Ministros)
que se celebra los jueves y fue recogido
en un comunicado. El Gobierno
español «ha suspendido la
intervención del Consulado de
Marruecos en la gestión del cementerio
», informó Anis Birou,
titular de la cartera de emigración
marroquí. «Lo gestionaba
desde los años 60», según él.
Aunque en la puerta un letrero
rezaba «Consulado de Marruecos
», el cementerio pertenecía
al Ministerio de Defensa
que, el 17 de noviembre, lo traspasó
al Ayuntamiento. La alcaldesa,
Antonia Díaz, decidió entonces
cerrarlo para legalizarlo,
efectuar algunos arreglos y buscar
una empresa que lo gestione.
La clausura provocó las protestas
de las comunidades islámicas
porque era el único
camposanto musulmán en el
centro de España y no podían
dar sepultura a sus difuntos.
La dirección encargada de las
relaciones con las confesiones religiosas
llevó entonces a cabo
una mediación. Consiguió que el
Ayuntamiento mantuviese abierta
una parcela del cementerio,
donde se podrá seguir enterrando,
hasta su reapertura. De ahí
que el mandato dado al Ministerio
de Exteriores marroquí para
buscar una solución aparente ser
un gesto ante sus inmigrantes
para demostrarles que no se desentiende.
En Madrid hay más
de 200.000 musulmanes.