«Aquí, matar a los negros sale gratis»

El mensaje de los líderes afroamericanos cala en Ferguson y es defendido en público por la congresista Marcia Fudge

El Mundo, PABLO PARDO WASHINGTON CORRESPONSAL, 26-11-2014

«Violencia como la de anoche no puede volver a repetirse». Así resumió ayer el gobernador del estado de Missouri, el demócrata Jay Nixon, su visión de los disturbios que se habían producido unas horas antes en los suburbios raciales del sur de la ciudad de Saint Louis y en toda la localidad de Ferguson.

Nixon había decretado anoche aumentar el contingente militar de la Guardia Nacional en la ciudad. Un contingente cuya efectividad había quedado en cuestión en los disturbios de la madrugada de ayer.

Una docena de edificios incendiados, 61 detenidos y un policía herido de bala, aunque no de gravedad, era el balance provisional del dictamen del jurado popular que había visto el caso de la muerte del adolescente negro Michael Brown por un disparo del policía blanco Darren Wilson, el 9 de agosto. Para algunos, fue un asesinato racista, que tuvo como víctima al objetivo favorito de las fuerzas del orden estadounidense: los hombres negros jóvenes. Para otros, simplemente, un policía cumpliendo su deber.

El jurado popular, 12 personas –entre ellas 3 varones negros– se ha alineado con esta última tesis. Y el resultado, en más de 100 ciudades de EEUU y Canadá, una oleada de protestas. Con la excepción de Ferguson, las movilizaciones fueron en su mayor parte pacíficas.

Las autoridades estadounidenses se habían preparado para lo peor, desplegando a la Guardia Nacional (soldados a tiempo parcial) incluso en áreas como la calle 14 en Washington –en el barrio en el que viven varios colaboradores de Barack Obama, a menos de un kilómetro de la Casa Blanca–, que fue quemada hasta los cimientos en 1968, tras el asesinato de Martin Luther King.

Pero los soldados no tuvieron que intervenir, aunque ayer por la mañana todavía estaban con traje de camuflaje y chalecos reflectantes, vigilando la esquina de la 14 con la calle Irving, frente a la entrada del Metro, en la que un grupo de racistas negros suele ponerse los fines de semana a gritar consignas como que «los blancos son el demonio» a los afroamericanos que se sientan en los escalones de los escaparates a ver pasar la vida.

Sin embargo, las consignas ayer eran de simpatía con Brown y su familia. La frase más común era «matar a un joven negro sale gratis». Con variaciones, la repitieron ayer la congresista afroamericana demócrata por Ohio Marcia Fudge, líderes de la comunidad negra y manifestantes en Ferguson. Unos manifestantes cuya actitud preocupaba a las autoridades. Como dijo el jefe de policía de San Luis a la prensa, «no vi muchas protestas pacíficas aquí anoche».

De hecho, las televisiones habían mostrado en la noche del martes una imagen partida: a la izquierda, el presidente de EEUU, Barack Obama, instando a la gente a la calma; a la derecha, vehículos blindados avanzando en Ferguson con la imagen de un hombre parándose frente a ellos en un recuerdo involuntario del famoso manifestante anónimo chino que paró a los tanques en Tianamen en 1989.

La familia de Brown también llamó a la calma, aunque su abogado declaró que «el proceso [legal] debería ser a su vez procesado» y el líder de la comunidad negra Al Sharpton acusó al fiscal del caso –un cargo equivalente al de juez de instrucción en España– de haber intentado «desacreditar a la víctima».

No obstante, la evidencia del proceso da la razón a la versión de la policía. Eso es lo que se deduce tras una primera lectura de los cientos de páginas de declaraciones de los testigos que las autoridades, en una acción excepcional derivada de la tensión que había generado el caso, hicieron públicas ayer.

Según esa tesis, Brown y un amigo llamado Dorian Johnson caminaban por mitad de la calle, obstruyendo el tráfico, cuando Wilson les dijo desde su coche-patrulla que subieran a la acera. El fallecido, que minutos antes de su muerte había robado con violencia un cartón de cigarrillos de una tienda vecina, se acercó al vehículo policial, trató de entrar en él y dio dos puñetazos en la cara a Wilson, además de intentar quitarle la pistola. En el forcejeo, Wilson disparó su arma dos veces, y Brown echó a correr perseguido a pie por el agente. Finalmente, el joven, que iba desarmado, se dio la vuelta y embistió al policía, que le disparó a bocajarro varias veces, hasta matarlo.

Desde el punto de vista de la legislación de EEUU en general, y de Misuri en particular, la actuación de Wilson es estrictamente legal. Un agente del orden tiene la facultad de usar la fuerza cuando crea que su integridad física está en peligro, o que se va a cometer un crimen.

Claro que eso no anula otras consideraciones. La más obvia es cómo es posible que la policía estadounidense mate cada año a unas 450 personas sin que prácticamente ningún agente sea sancionado, apartado del cuerpo, o procesado. Otra es por qué la inmensa mayoría de las víctimas de esos enfrentamientos son negros.

Finalmente, está la cuestión del equipamiento policial. Aunque no jugó un papel en la muerte de Wilson, para contener los disturbios posteriores, la Policía de San Luis ha empleado una panoplia de medios más propios de una guerra que de una fuerza de orden público. Eso se debe a que en EEUU hay todo tipo de programas para que las fuerzas policiales adquieran equipamiento propio de las Fuerzas Armadas.

Jóvenes delincuentes, policías armados para ir a la guerra y fuerzas del orden intocables desde el punto de vista legal son el cóctel explosivo que está asolando Ferguson desde el 9 de agosto.

PROBLEMAS INTERNOS
Derechos humanos. Moscú advirtió ayer a través de un comunicado que la violencia en Ferguson muestra que Estados Unidos tiene «enormes problemas interiores en el ámbito del respeto a los derechos humanos».

Investigación de la ONU. La ONU expresó su preocupación por el «desproporcionado» número de jóvenes negros a los que mata la policía en EEUU. El Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Said Raad al Hussein, instó a que se investiguen las acusaciones de racismo policial.

Ataques terroristas. El Estado Islámico trató ayer de utilizar las protestas de Ferguson como cobertura a posibles atentados. El IS lanzó el reclutamiento de ‘lobos solitarios’ a través de Twitter aprovechando la tensión.

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