Marco Malagón parece decepcionado. Cruzó a nado la frontera de Estados Unidos dejando atrás su México natal con tan sólo 17 años. Desde entonces han pasado 15 años en los que, cómo él dice, no ha besado a su madre. Años en los que pensó en regresar junto a los suyos, pero la idea de volver “como un fracasado” le empujó a quedarse, formarse y servir a su comunidad como defensor de la reforma migratoria. Junto a otros estudiantes de la Universidad de Texas fundó el North Texas Dream Team, una organización de estudiantes sin papeles que abogan por la regularización, sirven como modelo para animar a otros jóvenes en su situación a seguir estudiando y realizan actos como presentarse en las reuniones del Tea Party “para que vean que los inmigrantes somos personas normales”.

El pasado jueves debería de haber sido un día feliz para él, y en cierto modo lo fue, pero la reforma migratoria aprobada por decreto por Obama lo dejó fuera. Si hubiera entrado al país con 16 años, habría podido regularizar su situación. A pesar de eso, unos cinco millones de personas podrán recibir un permiso de residencia y de trabajo temporal y dejar atrás el fantasma de la deportación al menos durante tres años.

¿Qué efecto puede tener la reforma en las elecciones de 2016?>El decreto anunciado por Obama es sólo una medida temporal, y queremos una solución permanente. Si los republicanos siguen malgastando sus energías peleando, van a perder. Pero si ofrecen soluciones, habrá competencia entre los dos partidos. Si percibimos que el único que nos está ayudando es el presidente, votaremos por los demócratas y se acabó. Ahora la pelota está en el tejado de los republicanos.