Internacional
Obama intenta recuperar el voto hispano con la regularización de cinco millones de inmigrantes
ABC, , 20-11-2014Los demócratas bajaron del 71 por ciento de votos hispanos obtenidos por el presidente de Estados Unidos en 2012, al 64 por ciento de estas legislativas
Los demócratas perdieron siete puntos del voto hispano en las legislativas del 4 de noviembre, y ahora Barack Obama espera recuperar la confianza hispana con la regularización, por decreto y saltándose al Congreso, de casi cinco millones de inmigrantes ilegales, la mitad del total estimado. Se les promete que no serán expulsados y muchos podrán tener permiso de trabajo, pero no es una legalización, con lo que no tendrán derecho a ciertas prestaciones, como la sanidad.
Se trata de una medida de carácter temporal, que un nuevo presidente podría cambiar, pero que Obama ha querido impulsar ante la paralización de la reforma inmigratoria en el Congreso. Los republicanos replican que el paso dado no solo no resuelve la situación de esos inmigrantes, sino que pone en peligro que el Congreso apruebe la reforma pendiente. «El presidente piensa más en su agenda política, que en los propios latinos», afirman.
La Casa Blanca programó el anuncio para anoche, justo cuando se celebraba la gala de entrega de los Grammy Latinos, probablemente la emisión en español más seguida por los hogares hispanos en todo el año. Obama se arriesgó a que pocos sintonizaran su mensaje, pero Univisión retrasó el comienzo de la gala para poder retransmitir en directo al presidente. Univisión fue la única gran cadena que lo hizo, las otras cuatro de mayor audiencia (ABC, NBC, CBS y Fox) mantuvieron su programación habitual.
En ese mensaje a la nación, de madrugada ya en España, el presidente estadounidense tenía previsto garantizar que las autoridades no expulsarán del país a aquellos inmigrantes ilegales, de los once millones estimados, que cumplan una serie de condiciones.
Todo indica que a la medida podrán acogerse los padres de hijos que son ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes legales, lo que supone una población de 3,4 millones de personas. De todos modos, la cifra final será menor, pues se requerirá haber vivido cierto tiempo en EE.UU., entre cinco y diez años.
Un millón de personas más podrán beneficiarse de la expansión del programa de los «soñadores», la iniciativa ya aprobada por decreto en 2012 para evitar la expulsión de los menores que llegaron de forma ilegal con sus padres. Los topes de edades serán cambiados para incluir más personas. Al contrario de lo que se había bajarado en un principio, la regularización no afectará a los padres de los «soñadores», dada la dudosa legalidad de la medida. Tampoco a trabajadores del campo, un área controvertida, dada la necesidad de temporeros.
De ese total de casi cinco millones de inmigrantes a los que se les permitirá permanecer en EE.UU. muchos consiguen burlar las autoridades, pero hay unas 400.000 deportaciones anuales, no todos presentarán su solicitudes de regularización. De hecho, en la amnistía de 2012 a los «soñadores», solo se acogieron 600.000 jóvenes, la mitad de los que podían hacerlo. Muchos temen solicitarlo porque, al no tratarse de una medida definitiva, sus datos registrados podrían ser usados para forzar una expulsión si cambia la ley.
Precisamente, la falta de una reforma aprobada por el Congreso, a pesar de las promesas hechas por Obama «motivó que muchos latinos se abstuvieran o no votaran a los demócratas en las legislativas, explica Alfonso Aguilar, responsable de Latino Partnership, una organización en la órbita republicana.
Aparentemente Obama cree lo contrario. La Casa Blanca ha dado a entender que no habría habido castigo electoral si el presidente hubiera anunciado la nueva amnistía durante la campaña, como había previsto inicialmente.
En cualquier caso, lo cierto es que los demócratas bajaron del 71 por ciento de votos hispanos obtenidos por Obama en 2012, al 64 por ciento de estas legislativas. Los republicanos subieron del 27 por ciento cosechado por Mitt Romney hace dos años, al 34 por ciento de ahora, y eso que son los responsables de que la reforma inmigratoria esté paralizada en el Congreso.
Según una encuesta de la CNN, el 48 por ciento de los ciudadanos rechazan que Obama apruebe por decreto medidas en este ámbito (el 38 por ciento defiende al presidente), y una mayoría similar apuesta por que la solución sea pactada en el Congreso.
Los republicanos venían asegurando que tenían intención de promover la discutida reforma antes de las presidenciales de 2016, «pero después de esta actuación unilateral de Obama va a ser muy difícil, no digo que imposible, pero casi», afirma Alfonso Aguilar.
Difícilmente un presidenciable republicano ganará en 2016 sin una mano más tendida hacia los hispanos. Pero los resultados en algunos lugares el 4 de noviembre demuestran que el votante hispano se mueve también por otros asuntos, no solo el de la inmigración. Los gobernadores republicanos de Arizona y Nevada, estados con gran población hispana, fueron reelegidos, y nuevos gobernadores republicanos ganaron en Georgia y Kansas con el 47 por ciento del voto latino.
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