Filósofo antes que abogado y político, Mark Reckless, de 44 años, se ha convertido en blanco de la iras de los conservadores desde su fuga al Ukip de Nigel Farage. En 2010 entró en la Cámara de los Comunes y formó parte de la rebelión de los euroescépticos contra Cameron. Hoy puede convertirse en el segundo diputado del Ukip, siguiendo los pasos de su amigo y ex conservador Douglas Carswell.
P.– El Ukip se juega en Rochester el ser o no ser. ¿Le pesa la responsabilidad?
R.– Digamos que tengo confianza en nuestras posibilidades, pero no hay que ser complacientes. Hay que pelear hasta el último voto.
P.– ¿Ha tenido dudas desde que dejó el Partido Conservador?
R.– No, la decisión estaba tomada con todas las consecuencias, incluida la necesidad de anticipar elecciones para recuperar mi escaño.
P.– ¿Ha recibido presiones o amenazas?
R.– Sí, sobre todo al principio. Pero le voy a decir una cosa: el entusiasmo que noto en la gente ahora como candidato por el Ukip nunca lo sentí con el Partido Conservador. El Ukip es hoy por hoy el partido que mejor representa el sentir de una gran parte de los británicos.
P.– Usted formó parte de la rebelión de los euroescépticos del Partido Conservador ¿Se siente ahora más libre para pedir la salida de la UE?
R.– Sí. En el Ukip lo tenemos claro: la auténtica independencia del Reino Unido sólo será posible con la salida de la Unión Europea.
P.– Entre tanto, ¿impondría cuotas de inmigración incluso a países como España?
R.– Necesitamos un sistema de puntos similar al australiano, para valorar a los inmigrantes vengan de donde vengan, ya sea del Este o del Sur de Europa. Hay que poner la calidad de la gente que llega a este país por delante de la cantidad. Ésa sería una política de inmigración que la inmensa mayoría de este país aprobaría.