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La moto de Maroto
Deia, , 17-11-2014TIENE razón Txiki Muñoz cuando dice que el fraude de la RGI en Euskadi es ridículo, un grano de arena, en comparación con el saqueo de las arcas públicas españolas. Los dineros que se llevan a casa fraudulentamente los inmigrantes se los comen las goteras del tejado y del estómago, el pastizal que hurtan populares y socialistas se gasta en los concesionarios de coches de lujo y en los Alpes suizos. No es lo mismo pecar para sobrevivir que hacerlo para vivir por encima de la media, que cada vez está más abajo. Ha apostado el alcalde gasteiztarra por el populismo que tanto critican en Podemos. Ha cogido la bandera de lo que piensan muchos vascos, porque dos más dos son cuatro se mire como se mire. Si los inmigrantes no cobrarán la RGI habría más para repartir entre los de casa, una reflexión que no tiene otra raíz que la del nacionalismo excluyente que censura el PP en el ojo ajeno. Ahora, tal y como gobiernan los populares donde las urnas les sonríen, me temo que la idea es reducir la partida de las ayudas. Darles la patada a los inmigrantes, señalados en su conjunto como un atajo de ladrones, y que los de casa sigan cobrando lo poco que reciben. No llegará el asunto a tanto, porque nunca tendrá el PP la llave de la protección social en Euskadi, pero de momento el alcaldable seguramente ha logrado lo que pretendía, blindar su pequeña cuota de poder y de paso su sueldo. Aunque sea a costa de poner en tela de juicio un sistema que permite que muchas familias coman al menos una vez al día.
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