Residentes en el edificio dicen que «son educados, pero no pueden hacer lo que hacen»

La Voz de Galicia, , 17-11-2014

El inmueble lo alquiló hace un año «un hombre alto, fortachón», con cadena al cuello y un muestrario de joyas en unos dedos que acarician el volante de un cochazo último modelo. Un tren de vida que nada tiene que ver con el de la gente que ocupa la vivienda. Dicen que pasa por ahí de vez en cuando.

Los que viven en el número 120 de la ronda de Nelle dicen que los que habitan la vivienda «no son malos vecinos». «Siempre saludan y no se meten con nadie», destaca uno de los residentes en el edificio. Pero el problema es otro, por eso exigen a las autoridades que hagan algo. Porque entre que queman cable y tienen estufas de resistencia entre montañas de ropa, cualquier día «hay una desgracia».

Vecinos y comerciantes de la zona se esfuerzan en convencer de que su denuncia nada tiene que ver con el racismo. «Todo lo contrario, nos preocupan esos niños pequeños», dicen.

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