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Cantaor con ocho apellidos vascos
Lander Egaña es ‘Maizenita’, un joven bilbaino que triunfa en el mundo del flamenco. Se aficionó al cante jondo al escuchar a los gitanos que vivían en su barrio, Txurdinaga. La próxima semana actuará en el Arriaga
Deia, , 16-11-2014MAIZENITA es un joven cantaor de flamenco, hijo de músico, con un futuro muy prometedor, según apuntan los críticos. Con 24 años (cumplirá 25 el mes que viene), ya puede presumir de que se gana la vida con el cante jondo. No le falta trabajo. Le llaman para actuar de cualquier punto del Estado. La próxima semana lo hará en el Teatro Arriaga. Para ello se trasladará a la capital vizcaina desde Jerez de la Frontera, la cuna del flamenco, donde vive desde hace tres años y medio. Aprovechará la ocasión para presentar su primer disco, Tierra Nueva… y para reencontrarse con sus familiares. ¿Familiares? Sí, porque Maizenita es un vasco de pura cepa que vive a 900 kilómetros de Bilbao, su lugar de nacimiento, por exigencias del guión de su vida musical. La cosa es que se enamoró del flamenco siendo un niño por arte y gracia de los “gitanitos” de Txurdinaga, con los que se crió en el barrio donde ha pasado su infancia y juventud. Así que detrás de ese apodo artístico, diminutivo de una conocida harina para hacer papillas, se encuentra Lander Egaña, hijo de Iñaki Egaña Azpeitia, mítico guitarrista portugalujo que llegó a tocar con Los Brincos, Juan Pardo y los Mitos, entre otros. Ahora, sin embargo, está volcado en la carrera profesional de Lander, que el martes y miércoles podrá dar a conocer a los bilbainos el flamenco que lleva en el corazón.
“Estoy con muchas ganas e ilusión de volver a mi tierra y de poder actuar en Bilbao”, comenta Lander vía telefónica desde Jerez de la Frontera, consciente de que su actuación en el Arriaga “es un peldaño muy importante” en su carrera. Se trata de un salto cualitativo en su progresión profesional ya que es la primera vez que va a cantar en el teatro bilbaino. Anteriormente sí que ha actuado en la capital vizcaina, pero en lugares con aforos más pequeños. De ahí que estos días se encuentre muy concentrado. “Esto impone más”, dice, “pero hay que estar ahí”. En el concierto estará acompañado por su equipo habitual, es decir, por el guitarrista Juan Miguel Zarzuela y los palmeros José Peña y José Rubiche. Con ellos irá desgranando algunas de las canciones más relevantes de su repertorio, ahora incluidas en su primer disco. Cantará de todo: bulerías, fandangos, alegrías, seguidillas… “flamenco puro”, dice Lander. Con ellas hará un recorrido de su pequeña pero curiosa historia.
Txurdinaga Lander se transformó en Maizenita el mismo día que escuchó a unos niños de su barrio cantar por soleares. “En mi casa”, cuenta Lander, “se vivía un ambiente musical porque mi padre tocaba la guitarra pero nunca se había escuchado flamenco”. Fue en la calle donde se le metió el duende. “Yo me crié con los gitanitos”, explica, “ y un buen día les escuché cómo cantaban, y a partir de ese momento me picó algo por dentro, me entró el gusanillo; no sé, fue una música que me transmitió algo”. Debió ser muy fuerte la reacción químico – sentimental porque Lander ya no paró. “Según iba aprendiendo me gustaba más, me sentía a gusto”, recuerda. Tanto es así que todo su tiempo libre lo dedicaba a bucear en internet en busca de canciones, letras y cantaores. Por eso confiesa que “YouTube también tiene mucha culpa de que yo me ha haya metido en esto”. A través de la popular página web de vídeos, Lander fue empapándose de flamenco en dosis aceleradas. Así que su aita no tuvo más remedio que ceder cuando Lander le planteó la decisión de dedicarse al flamenco. Ahí es cuando Iñaki Egaña, su padre, anduvo rápido de reflejos porque conocía el percal y tomó la decisión de trasladarse parte de la familia a Jerez de la Frontera. “Desde que llegué empecé a moverme, porque este es un mundo complicado”, cuenta, “pero no sé si es porque tuve suerte o porque hice bien el trabajo o porque son cosas del destino, pero el caso es que me han ido bien las cosas”.
Flamenco
No se queja. Al contrario, está muy contento y agradecido de que le llamen para actuar de puntos tan dispares como Sevilla, Madrid, Bilbao o Donostia, donde precisamente ganó un concurso de flamenco. Eso hace que Maizenita se vaya haciendo un hueco poco a poco en el firmamento musical del flamenco. Aunque él advierte que todavía es muy joven. “El flamenco es una música en la que a los cantaores se les tiene por jóvenes cuando alcanzan los 40 años”, comenta. Y la explicación es “porque es una música que cuanto más estás con ella más solera tienes”.Por eso, Maizenita sabe que tiene por delante un largo camino por recorrer. Pero eso no le inquieta. Sabe que el flamenco es un arte de largo recorrido. Pero lo importante es que a él le encanta. “Yo, desde que me levanto”, confiesa, “estoy cantando flamenco, y aunque vaya por la calle, lo hago por lo bajini”. ¿Pero qué tiene este cante, que tanto le gusta?, le preguntamos. “No sabría explicarlo”, contesta, “es algo que te envuelve, y una vez que lo pruebas ya no sales de él”. Un embrujo que le hace estar todo el día aprendiendo y fijándose en lo que hacen maestros del flamenco como Antonio Reyes, uno de sus ídolos. Porque Maizenita es un artista que se ha decantado por el “flamenco puro”. “Eso hace que tenga que conocer todos los “palos del flamenco”. En ello anda estos días, repasando los temas para que su actuación en el Arriaga sea un éxito. En el teatro bilbaino seguro que se dan cita muchos de los “gitanitos” que le inculcaron el gusto por el flamenco. Todos quieren verle triunfar en una modalidad musical complicada, difícil, y para la que parece que hay que nacer en Andalucía. Pues no. Lander Egaña rompe barreras y tópicos, los mismos que se han podido ver en la película de éxito de la temporada Ocho apellidos vascos, los que él tiene.
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