Cartas a la Dirección

Matizando a Donostia y Pasaia Verjas

Diario de noticias de Gipuzkoa, Elena Arrieta Yarza Herrera (Altza) María Ángeles Landa, 15-11-2014

los altzatarras somos objeto de deseo. Donostia empieza a protestar suavemente, discretamente, porque Pasaia reivindica parte del territorio altzatarra . Se basan en un documento que no llegó a ser totalmente cerrado que hizo el Sr. Vargas Ponce allí por últimos del siglo XVIII y principios del XIX, a petición de un monarca Borbón – Carlos IV – que lo que realmente pretendía era dejar bien atado que el Puerto de Pasaia era propiedad de la Corona española. Y lo consiguió. El resto del asunto quedó como esa preciosa tarta que queda a medio hacer y que por lo tanto, solo sirve para dejar a algunos con las ganas.

Mientras Pasaia se ampara en el documento del monarca absolutista ilustrado, Donostia lo hace en un documento de anexión, firmado en la efervescencia franquista, incumplido, además, en casi todos sus términos. Ambas partes han demostrado sistemáticamente a través de los años su indiferencia y menosprecio hacia las zonas bajas altzatarras. Ninguno reconoce que hay antecedentes históricos de Altza desde el siglo XI.

No tengo claro si la definición donostiarra de Altza – origen franquista – o la pasaitarra – origen borbónico – es lo que va a prevalecer. Tal y como van las cosas a nuestra alrededor, siempre hay que estar abiertos a sorpresas. Lo que no tiene duda es que la zona en litigio es parte del territorio histórico de Altza. Una y otra han necesitado y necesitan este territorio para su expansión y ninguna de las dos nos han tratado con la dignidad y respeto que merecemos.

El alcalde de Donostia dice que no hay constancia de petición de los barrios para dejar de ser donostiarras y la alcaldesa de Pasaia considera que todavía no ha llegado el momento de consultar nada. El primero no tiene en cuenta que tampoco se preguntó a Altza si quería anexionarse a Donostia y la segunda debería saber que siempre es el momento de consultar. A no ser que uno y otra, defensores republicanos, prefieran agarrarse a la tabla de salvación de épocas franquistas y de monarcas absolutistas.

Estamos hablando de una densa población y estas cosas, traídas por los pelos, solo nos pueden dejar enfrentamientos entre vecinos cuando lo que tendríamos que pedir a los políticos es que lleguen a acuerdos para que la gente veamos solucionados muchos de los problemas cotidianos y no perjudiquen nuestras relaciones vecinales.

Repetiré lo que nuestros antecesores altzatarras dejaron plasmado ante los intentos del monarca Borbón: “(La Aldea de Alza) clama por sus términos, y por sus caseríos, se queja de que contra su voluntad y las ventajas de sus habitantes se les obligue á contarse por de otro domicilio, á vivir bajo autoridad estraña, y á depender de otros hombres y de otros intereses.” (www.altza.net).

Una vez asumido que la mayoría de habitantes del África son pobres y que mientras su propio continente no les ofrezca trabajo, sanidad, vivienda, seguridad y comida, van a seguir intentando escapar de allí, la reflexión debiera ser cómo evitar ser responsable de los daños que se producen en la huida. Debemos preguntarnos por qué se delimitan Ceuta y Melilla mediante vallas rematadas con concertinas, pues estas verjas ponen en riesgo a los que las escalan y a quienes se ven obligados a evitar el acceso irregular a España. Es ridículo al máximo ver esas escenas de inmigrantes encaramados a una valla y una panda de policías al otro lado vigilando que no bajen. Además, si como dicen, la última valla perimetral se ha desplazado desde el límite fronterizo hacia el interior de España, lo que faltan son alojamientos de apoyo en el terreno anterior al último salto, pues sin escalar la dichosa verja podría ser que ya se encuentren en territorio español. Es cuestión de desplazar aún más, hacia terreno español, la verja o un delimitador más efectivo y levantar los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) entre este nuevo acceso y la verja marroquí. Situados estos centros entre verja y verja se evitarían estas ridículas y arriesgadas escenas. Y de darse en ese nuevo hipotético contexto la interpretación legal al respecto y las medidas a tomar serían muy claras.

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