El joven agredido en Gasteiz culpa a Maroto de lo sucedido

Niega que sea una persona conflictiva tal y como aseguró el Ayuntamiento

Deia, Txus Díez, 07-11-2014

Gasteiz – “Hacía tiempo que pasaban este tipo de sucesos y yo intentaba mantenerme al margen, pero las personas que estaban allí estaban siendo denigradas”. Con estas palabras inició ayer S. P. el relato de la agresión que sufrió el pasado lunes en el centro cívico de El Pilar. El joven gasteiztarra le dijo al hombre de 65 años que luego le golpearía que los prejuicios que motivaron sus insultos se sostenían sobre falsedades. “Ellos cobran más que nosotros”, decía el señor mayor en referencia a los extranjeros que hacían cola ante la ventanilla de atención ciudadana, convencido de que “nada más llegar les pagan por rezar a Alá”.

El hombre “se puso agresivo”, el joven le dijo que no quería “hablar con racistas” y se dio la vuelta. Entonces el agresor le agarró por el cuello, le bajó la cabeza y le dio tres puñetazos en la espalda. S. P. afirmó ayer que no se defendió “porque era una persona mayor”, que se separó y pidió a los trabajadores del centro cívico que llamaran a la Ertzaintza, pero le dijeron “que sería peor”, y llamó él mismo.

Cuando se conoció este suceso, inevitablemente enmarcado en la polémica sobre los inmigrantes perceptores de la RGI protagonizada por el alcalde de Gasteiz, Javier Maroto, desde el Ayuntamiento se dijo que S. P. es una persona conflictiva. El equipo de gobierno dio a conocer una sentencia en la que se le acusaba de insultos y amenazas, que S. P. niega. “No soy polémico, soy activo”, afirmó el joven, quien explica que habitualmente registra instancias en los centros cívicos porque considera que se da un trato discriminatorio a los inmigrantes, y que por su insistencia está en el ojo del huracán. “Me tiene ganas la Policía Municipal”, afirmó el joven. “No puede ser que una discusión termine en un juicio de faltas, han hecho de mí un criminal”, denunció el joven.

Cuando se produjo la agresión, S. P. estaba en el centro cívico para comprobar si le habían dejado empadronarse en su nueva vivienda, en la que vive con otros tres compañeros. El Ayuntamiento le denegaba el cambio administrativo de domicilio, pese a presentar los papeles en regla, y se le remitía a las oficinas centrales de la plaza Nueva, pero al final consiguió empadronarse en su casa. S. P. ha interpuesto una denuncia contra su agresor, que probablemente se solventará con un juicio de faltas, pero lo tiene claro: “No lo considero culpable”. El joven achacó ayer esta agresión al ambiente “enviciado” por Maroto en una ciudad donde hay que aprender a “convivir e informarse”.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)