Agurtzane Belauntzaran autora, junto a su pareja Pedram Yazdani, de la exposición Fotográfica Baja0
“Nos sorprende ver cómo los ‘bajao’ son capaces de salir adelante a pesar de no tener nada”
Agurtzane Belauntzaran y Pedram Yazdani nos invitan a conocer la etnia ‘bajao’ del sudeste asiático a través de una colección de fotografías en el Palacio Aranburu
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 05-11-2014Tolosa – Agurtzane Belauntzaran (Berrobi, 1979) viajó a Indonesia el año pasado junto a su pareja de origen iraní, Pedram Yazdani. Tras un mes de intensa convivencia con la etnia bajao, regresaron con la cámara llena de fotografías con las que han completado una bella colección que se puede visitar hasta el 6 de diciembre en el Palacio Aranburu de Tolosa.
¿Cómo surgió la idea de viajar a Indonesia?
- Viajamos en 2013 al sudeste asiático con el propósito de trabajar, de buscar historias. Yo ya había estado en Indonesia y conocía la historia de los bajao, sabía que era una comunidad muy interesante y queríamos profundizar sobre ella.
¿Quiénes son los ‘bajao’?
- Es una etnia que vive sobre el mar entre Filipinas, Indonesia y Malasia, en el conocido como Triángulo del Coral. Son aproximadamente un millón de personas las que pertenecen a esta etnia. En la antigüedad vivían sobre el agua, en barcos, y eran nómadas. Hoy en día las cosas han cambiado y solo hay unos pocos que viven así. Viven en el océano y no tienen nacionalidad: son conocidos como hijos del mar. Sin embargo, actualmente la mayoría se está asentando en tierra firme, pero también hay comunidades que han construido pequeñas txabolas sobre el mar.
¿Cuál es su modo de vida?
- Viven del mar, son pescadores, y llevan una vida muy austera. El Triángulo del Coral es una zona muy rica en cuanto a biodiversidad y la pesca es muy abundante, aunque se están encontrando con problemas: cada vez tienen que ir más lejos y a más profundidad para pescar y ya el mar no les proporciona todo lo que antes les daba. Las investigaciones dicen que en los últimos 60 años los recursos naturales han disminuido un 90%. Además, los grandes comerciantes les compran el pescado, pero a un precio muy bajo.
Conocerán muy bien el mar…
- Sí, es su medio de vida. Cuentan que, incluso, cuando antiguamente llegaban a tierra tenían una sensación muy rara, al igual que hay gente que se marea en el mar, a ellos les pasaba al revés. Pueden estar hasta cinco minutos bajo el agua y caminan sobre los corales sin sentir dolor, lo cual es impensable para nosotros. Tienen, además, una habilidad sorprendente para hacer las gafas de buceo. Las hacen ellos con madera y les llaman katchamata. Sin embargo, están muy marginados, porque son pobres y nómadas. Se les llama despectivamente “los gitanos del mar”.
¿Qué es lo que más le ha llamado la atención?
- Tienen un instinto primitivo cazador, obligados por la supervivencia, y me gusta ver cómo son capaces de salir adelante a pesar de no tener nada. También nos ha llamado la atención ver cómo los niños comparten todo lo que tienen; aquí cuesta ver este tipo de comportamientos.
¿Cómo viven los niños?
- Los niños van a la escuela, pero desgraciadamente se le da más importancia al aprendizaje del Corán que a otros contenidos. Tienen dos o tres kilómetros para llegar a la madraza o escuela, y el camino es una pasarela sobre el mar. Me parece que es el camino más bonito del mundo para que los niños lleguen a la escuela.
¿Con qué se quedan de la experiencia?
- Convivir con ellos ha sido lo mejor. Hemos visto que se puede llevar una vida digna con muy pocos recursos. Son muy, muy felices. En sus casas las puertas siempre están abiertas, como ocurría antes en nuestros caseríos. Estuvimos un mes con ellos y no paré de llorar cuando nos despedimos…
¿Les gusta viajar y sacar fotos?
- Sí. Yo, además, trabajo en una agencia de viajes y paso largas temporadas en diferentes países con grupos de turistas. Cuando viajamos siempre tratamos de encontrar historias de vida, otras formas de vivir. La fotografía le gusta más a mi pareja, a Pedram. Todas las fotografías de la exposición capturadas debajo del agua son suyas. Tenemos la intención de volver con los bajao, que tienen más historias que contar.
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