La muerte de al menos 24 inmigrantess en un naufragio acaecido al norte de Estambul, en las costas del Mar Negro, ha puesto de manifiesto la apertura de nuevas rutas de inmigración clandestina hacia Europa, cada vez más largas y peligrosas. Se cree que la patera accidentada se dirigía a Rumania, como puerta de entrada a la UE.

Según las primeras informaciones, la mayoría de los ahogados son niños. Siete personas han sido rescatadas por pescadores y guardacostas turcos enviados a la zona, según informa el diario «Hürriyet Daily News».

«El viento está dificultando mucho nuestra tarea. El barco es muy pequeño, de hecho es apenas un barquito, pero llevaba a cuarenta personas. Estamos viendo los cadáveres de niños flotando en el mar», ha declarado Ali Saruhan, uno de los participantes en las tareas de rescate.

Los pescadores han descrito escenas similares. «Esta gente debería comparecer ante un tribunal de guerra», ha asegurado un hombre llamado Kadir Sert, refiriéndose a las mafias de la inmigración ilegal. «Había cuerpos de bebés flotando en el agua. No hemos conseguido sacarlos», afirma.

«Vimos a alguien luchando en el mar. Tenía un chaleco salvavidas, y estaba vivo. Le sacamos. Su hermana estaba junto a él, pero había muerto. También sacamos una niña de tres o cuatro años, que por desgracia estaba muerta», ha explicado otro pescador, Salih Bayraktar. «Un hombre de unos 25 años al que rescatamos estaba gritando ‘¡Mi hermano!” en turco. Estaba en estado de shock», ha relatado.

Miles de personas han sido interceptadas durante el último año tratando de cruzar desde Turquía a varios países de la UE, especialmente Grecia y Bulgaria, y decenas de pateras han naufragado en la costa sur de Turquía o frente a las islas griegas, con resultados trágicos. El endurecimiento de los controles en estas fronteras, incluyendo la construcción de una valla en la frontera de Bulgaria, está provocando el desplazamiento de los flujos migratorios en otras direcciones, especialmente en el Mar Negro.