Internacional

Londres reduce la polémica con Alemania a «un buen debate»

ABC, luis ventosocorresponsal en londres , 04-11-2014

El ministro de Finanzas británico, George Osborne, quita hierro a la advertencia alemana de que restringir la inmigración comunitaria podría implicar la salida británica de la UE

El Gobierno británico ha optado por quitar hierro a la información de «Der Spiegel» y hasta por ponerla en solfa. Según el medio alemán, Angela Merkel habría dado un ultimátum a Cameron en la última cumbre europea, donde le habría dicho que dejaría de abogar por la permanencia del Reino Unido en la UE si el premier pone trabas a la libre circulación de los ciudadanos de la Unión. George Osborne, el ministro de Hacienda británico, se encargó ayer de salir a enfriar la polémica y aseguro que mantiene «un buen debate» con Alemania sobre cómo adaptar al siglo XXI el principio del tránsito abierto en Europa. Según Osborne, que reveló que la semana pasada estuvo en Berlín hablando con los alemanes de primera mano, la canciller sería incluso receptiva a las propuestas británicas.


En realidad toda la polémica se ha montado sobre un juego cruzado de especulaciones periodísticas. Hace dos semanas, «The Sunday Times» se desmarcó asegurando que Cameron estudiaba establecer cuotas para limitar la entrada de inmigrantes de la UE poco cualificado, sobre todo procedentes de Rumanía y Bulgaria. El Gobierno nunca llegó a ratificar públicamente esa información. Ahora «Der Spiegel» responde a aquella especulación, pero sin citar tampoco frase concreta alguna de Merkel, a la que invoca.


Comienza a percibirse que el Partido Conservador está atemperando el tono de intransigencia en relación a la UE y a los inmigrantes que adoptó hace unas semanas, cuando UKIP logró el primer diputado en Westminster de su historia. El Partido Para la Independencia del Reino Unido, que aboga por salir ya de la Unión Europea y por limitar drásticamente la inmigración, es la pesadilla de los conservadores, pues bebe mayormente en sus caladeros y cuenta con un carismático líder populista, Nigel Farage, hoy por hoy el perejil de todas las salsas políticas.


El día 20 se celebran en Rochester unas nuevas elecciones parciales, para cubrir la baja de un diputado conservador que se pasó a UKIP. Si el tránsfuga gana será una humillación para los conservadores en un feudo que venía siendo suyo y otro aviso más de la crecida del partido eurófobo. Para combatir ese efecto, Cameron había comenzado a adoptar parte del mensaje duro y crudo de Farage. Pero los estrategas conservadores parecen haber llegado a la conclusión de que no es una gran idea, pues en esos casos los electores extremistas suelen preferir la versión original. El viernes estuvo en Londres un asesor electoral de Obama, Jim Messina, el gurú que le llevó por dos veces a la victoria, que según la prensa británica podría haber sido contratado por el Partido Conservador para que dirija su campaña para las elecciones generales del próximo mayo. Messina ya les ha dado su primer consejo: cada minuto que pase de aquí a los comicios sin que los tories hablen de economía será un minuto que han tirado. Una manera de decirles que se han equivocado disfrazándose de UKIP en un momento en que pueden alardear de que Reino Unido es el alumno virtuoso de una UE constipada, pues la tasa de paro está por debajo del 6% y el país crece a un 3%.


En lugar de poner cuotas a los inmigrantes europeos, las medidas de control de la inmigración de Cameron podrían ir por limitar los subsidios a los que tienen derecho en el Reino Unido. Por ejemplo, se les podría exigir dos años de aportación fiscal antes de recibir las prestaciones universales. En la actualidad hoy 13 millones de empleos de baja cualificación y dos millones los ocupan inmigrantes, de los que 800.000 son de la UE.

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