A contrapelo
Asunto tabú
El Mundo, , 01-11-2014El alcalde de Vitoria ha conseguido que se
le plante el resto todo el Parlamento menos
su grupo y el solitario diputado de UPyD
que se limitó a llevarle la contraria. Los de-
más recurrieron al pase del desdén. Al final
debieron de comprender que su actitud no
se correspondía con la razón de ser de su
cargo de parlamentarios y aprovecharon el
viernes para expresar de viva voz en la tri-
buna lo que el día anterior habían callado.
Hay algo que no se entiende en este asun-
to. En el debate de los Presupuestos de la co-
munidad autónoma, ¿no habrá de ser perti-
nente que se debata una reforma de la Ren-
ta de Garantía de Ingresos para tratar de
corregir sus fallos? A finales de septiembre
hubo una noticia curiosa. El consejero de
Empleo,
Juan Mª Aburto
confirmó que Lan-
bide, el Servicio Vasco de Empleo, había en-
viado 10.000 cartas a otros tantos percepto-
res de la RGI para reclamarles la devolución
de 56 millones que habían cobrado de más.
Es interesante el don de la alteridad que re-
vela el término: ha cobrado usted de más, no
«le hemos pagado de más».
El matiz es importante y, como suele ocu-
rrir en estos casos,
la Administración pre-
fiere culpabilizar a los perceptores que asu-
mir errores de gestión. El asunto es que los
56 millones han pasado a ser 72 y los desti-
natarios de las cartas se resisten, claro, in-
vocando lo que entienden como uno de los
principios generales del Derecho:
Santa Ri-
ta
, Rita y acusando a Lanbide de tener pre-
paradas otras 20.000 cartas con la misma fi-
nalidad para enviarlas en el momento pro-
cesal que menos doloroso resulte.
Evidentemente, la mayor parte de los
per-
ceptores indebidos
no pertenecen al colecti-
vo de inmigrantes sobre los que versa la po-
lémica
Maroto
resto del mundo vasco, pero
la noticia es suficientemente reveladora de
que los dineros de los ciudadanos tal vez no
se administren con la cautela y la prudencia
que serían de desear. Ayer el consejero es
tuvo vistoso al acusar a
Maroto de que a él «sólo le
interesan los inmigrantes si
saben jugar a baloncesto».
Bueno, es un interés razo-
nable. Tal vez el sentido de
la equidad de Aburto y su
devoción por la igualdad
de oportunidades le lleve a
preferir a los hampones de
Baltimore que salían en
The Wire
, pero me
parece raro. Vamos, yo sí preferiría al vir-
tuoso del baloncesto que a un delincuente.
Ni siquiera me parece bien que sea posible
delinquir y cobrar la RGI.
Claro que ya, hablando de esto, cabe
también preguntarse por los censos fraudu-
lentos de inmigrantes en la sede de SOS
Racismo y en el hecho extraordinario de
que hay 2.856 perceptores de la RGI cuya
nacionalidad no consta en las estadísticas
de Lanbide, lo que demuestra que no nece-
sitaron documentación para cobrar.
La exhibición sentimental se ha conver-
tido en el signo de estos
tiempos, ya lo anticipaba
Woody Allen
en
Annie
Hall
: «¿Has echado a la sir-
vienta?» Preguntaba el pa-
dre de
Alvy Singer
a su
madre. «Nos robaba», res-
pondía ella. «Pero es ne-
gra», argumentaba él.
«¿Y?» «Los negros ya tie-
nen bastantes problemas (…) Déjala, nos lo
podemos permitir». «¿Con lo que tú ga-
nas?», a lo que el padre respondía con la
paciencia de las almas buenas: «Es una mu-
jer de color, de Harlem. No tiene dinero.
Tiene derecho a robarnos. Si no nos roba a
nosotros, ¿a quién?».
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