Javier Maroto descendía ayer desde
el palacio de Villasuso a su despacho
de la alcaldía cuando al pie
del monumento a la batalla de Vitoria
en la plaza de la Virgen Blanca
una vecina cargada con cuatro
bolsas de plástico le instó a mantenerse
«firme» en su objetivo de
modificar las condiciones actuales
en la concesión de las ayudas sociales.
Caminar con el alcalde de
Vitoria por su ciudad constituye un
ejercicio imprescindible para valorar
el respaldo social a una iniciativa
controvertida y áspera en el
debate político. Maroto lo sabe pero,
tal como adelantó ayer EL
MUNDO del País Vasco, consensuó
con su presidenta Arantza
Quiroga ser el portavoz de la moción
que mañana se debatirá en el
Parlamento Vasco sobre el funcionamiento
de Lanbide. Maroto defenderá
el modelo nórdico de ayudas
sociales pero, horas antes del
debate, el resto de partidos consensúan
boicotear su desarrollo
como golpe de efecto contra el
«electoralismo» de la estrategia del
alcalde de Vitoria y parlamentario
del PP vasco.
Javier Maroto defenderá mañana
desde la tribuna de la Cámara
vasca que la «solidaridad» de la
sociedad vasca con los más desfavorecidos
es la piedra angular sobre
la que propiciar un cambio
normativo que elimine los «abusos
» que, en su opinión, quedaron
constatados en las respuestas parlamentarias
que el consejero
Aburto registró en la Cámara vasca.
«Los ciudadanos queremos
más solidaridad para quienes las
necesitan y ningún abuso por parte
de nadie», proclamó ayer. Maroto
abrió ayer una jornada técnica
dirigida a profesionales del
sector turístico que operan con visitantes
rusos y chinos pero no
eludió atender a varios medios de
comunicación mientras se trasladaba
a su despacho en el Ayuntamiento
de Vitoria.
«Hay 38 millones de euros anuales
que se destinan a pagar a un
colectivo de casi 4.000 ilegales
cuando esos recursos podrían ser
destinados a mejorar las ayudas a
las personas mayores con bajas
pensiones, a las familias que requieren
de apoyo para activar políticas
de conciliación y a desempleados
que se han quedado sin
cobertura», defendió el alcalde de
Vitoria que mañana jueves subirá
a la tribuna de oradores en sustitución
de Laura Garrido para cuestionar
la eficacia de Lanbide como
intermediario público en la búsqueda
de empleo.
Maroto cree firmemente en el «modelo nórdico» de ayudas sociales
y en su doble condición para
facilitar durante un tiempo tasado
apoyo económico para facilitar
la integración social. «Me
gusta lo que pasa en Dinamarca,
Noruega o Suecia donde se facilitan
ayudas pero siempre condicionadas
al doble requisito de tener
una residencia legal y habitual»,
señaló ayer Javier Maroto.
La intención del alcalde y parlamentario
del PP vasco de cara al
pleno parlamentario de mañana
pasa por confrontar sus críticas
sobre la escasa eficacia de Lanbide
–el Servicio Vasco de Empleo
tan sólo consigue que dos de cada
100 desempleados encuentren trabajo–
con el resto de partidos del
Parlamento Vasco pero portavoces
de PNV, PSE-EE y EH Bildu mantendrán
conversaciones a lo largo
del día de hoy para concretar cómo
reiteran su rechazo a los planteamientos
del PP vasco en la Cámara
después de que anunciaran
la puesta en marcha de una Iniciativa
Legislativa Popular (ILP) con
la recogida de 30.000 firmas con la
que aumentar la presión social y
conseguir un debate sobre la reforma
del sistema de ayudas sociales
en el País Vasco.
«La razón más importante para
activar esta plataforma social es la
que evitar que todo quedara enterrado
en un debate parlamentario
de media hora. No salgo, no digo
nada y seguimos como estamos.
Hay una connivencia del resto de
partidos para no abordar estos
cambios», defendió el alcalde de
Vitoria instantes antes de que fuera
abordado por la señora de las
bolsas con la compra. Tras la inesperada
conversación, Maroto relajó
el tenso gesto con el que había
comenzado la mañana y sonriente
se tomó un café. Cortado.