Una vez más los datos demográficos ponen ante nuestros ojos la grave crisis demográfica de Galicia, acentuada en estos años con la salida de una elevada proporción de población joven en búsqueda de trabajo, lo cual, si continúa, producirá un efecto de mayores proporciones, tal como ocurrió con los anteriores períodos emigratorios, una de cuyas consecuencias es el elevado envejecimiento poblacional actual. La cuestión es muy grave porque entramos de lleno en una espiral de involución demográfica, cuya recuperación es cada vez más difícil. La políticas natalistas son necesarias pero nos suficientes, porque aunque todas las mujeres en edad de procrear decidieran tener hijos no sería suficiente para equilibrar nuestra pirámide demográfica. La solución esta en poner en marcha políticas económicas creadoras de empleo y capaces de crear un entorno más favorable a la procreación en la población gallega, pero sobre todo de atraer inmigrantes cualificados en edad joven, que es lo que necesitamos. Hemos llegado a tal punto que la solución a nuestra crisis demográfica esta en aportar nueva energía desde fuera. Evidentemente es muy difícil, pero no es una utopía. Lo que no puede ayuda es seguir con estrategias que reducen el consumo y de la inversión Publio en nombre de la austeridad y , tampoco, pensar en que el objetivo de la política económica se limite a consolidar lo que tenemos. Eso esta bien, pero tampoco es suficiente. En el mundo actual hay inversores que buscan nuevas localizaciones. Nosotros tenemos suficientes ventajas comparativas, lo que necesitamos es saber llegar a los grupos capaces de crear importantes volúmenes de empleo. Hay ejemplos. En todo caso, no tenemos otra solución. Nos jugamos el futuro de Galicia como pueblo.