La riqueza y la pobreza tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. La foto tomada ayer en Melilla por José Palazón ha dado la vuelta al mundo tras ser publicada por prestigiosos medios de comunicación internacionales. En ella, aparecen dos personas tranquilamente jugando al golf, mientras que detrás suyo unos 11 inmigrantes permanecen encaramados a una de las vallas que separan la ciudad autónoma con Marruecos. Los ilegales se mantuvieron ahí durante varias horas por miedo a que la Guardia Civil los deportara en cuanto pisaran suelo español.

El escenario de esta potente imagen es el Club Campo de Golf de Melilla, un recinto que se construyó en 2008 y qué costó unos dos millones de euros. Paradójicamente, el 80% del dinero procedía de los fondos FEDER, destinados a corregir desequilibrios territoriales en el seno de la Unión Europea.

Algunos golfistas que estuvieron presentes ayer en la dramática escena aseguran que tuvieron que abandonar el juego entre lágrimas. Otros, por contra, siguieron a lo suyo, mientras los inmigrantes luchaban por escapar de la penuria en sus países de origen a un solo salto de su sueño: llevar una vida digna en algún país de la Unión Europea.