España
Unos policías que se dirigían al trabajo reducen a un atracador armado con dos pistolas
ABC, , 23-10-2014El delincuente tenía encañonado en la cabeza a uno de los refugiados sirios que acampan en Ceuta pidiendo asilo político
El agente observó como el individuo apuntaba en la cabeza a su víctima y le gritaba «¡Dame el oro!». No pensó si el arma era simulada o real, corrió hasta el lugar y dio el alto al delincuente, que arrojó la pistola y trató de huir. Como en una escena de acción, hasta cuatro policías se sumaron a la persecución a pie. Tras saltar una valla y recorrer varias calles, uno de ellos consiguió placar e inmovilizar al atracador. En el pantalón encontró un revolver, esta vez real. Se había jugado la vida.
Esta espectacular secuencia se produjo el pasado día 18 en la plaza de los Reyes de Ceuta. El reloj marcaba las 6:30 y cuatro agentes de la Unidad de Intervención Policía (UIP) de Málaga destinados ese día a la ciudad autónoma caminaban del hotel a la comisaría para iniciar la jornada laboral.
Uno de ellos que se había adelantado unos siete y ocho metros, según relataron las fuentes consultadas, observó como un individuo encañonaba a un hombre en la cabeza y le gritaba: «¡Dame el oro!». El policía desenfundó y dio el alto al atracador, que lanzó su arma una pistola Beretta 9 milímetros que resultó ser simulada y emprendió la huida a pie.
Los compañeros se unieron a la persecución del delincuente que durante el cerca de kilómetro que recorrió a toda velocidad saltó una valla y llegó hasta un punto conocido como Marina Española. Allí fue interceptado finalmente por uno de los policías que se lanzó para placarle y con el que forcejeó hasta logar inmovilizarlo en el suelo.
La sorpresa fue máxima cuando este agente, durante el cacheo preceptivo, encontró un revolver Olimpic calibre 38 que era simulado en su origen, pero cuyo tambor había sido modificado para que pudiese disparar balas.
El detenido, Abdeslam E. H., marroquí de 20 años, fue detenido y trasladado a dependencias policiales acusado de robo con violencia e intimidación.
Las citadas fuentes señalaron que se investigaba si esta persona era la misma que en los días previos había perpetrado robos con el mismo «modus operandi». En éstos, el ladrón ocultaba el rostro con una capucha, por lo que se hacían indagaciones con las víctimas para ver si lo reconocían.
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