SÁHARA RESIDE EN VALENCIA HACE 12 AÑOS
«QUIERO MI LIBERTAD»
La joven española de origen saharaui Mahyuba Mohamed Hamdidaf está retenida por sus padres biológicos en Tinduf desde el pasado agosto
El Mundo, , 22-10-2014«Quiero decidir por mí misma. Soy una mujer de 24 años que no se ha formado para estar en la cocina». Son las palabras de Mahyuba Mohamed Hamdidaf, que ha podido ser entrevistada por EL MUNDO, vía telefónica, desde el lugar donde está confinada forzosamente. La joven, de nacionalidad española y de origen saharaui, se encuentra retenida por su familia biológica en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia) desde hace dos meses.
Fue a ver a su familia saharaui en julio pero, cuando llegó la hora de que cogiera el avión de vuelta, el 18 de agosto, se lo impidieron e incluso le quitaron su pasaporte. «Me dijeron que no querían que volviese, que ya volvería cuando ellos lo decidieran. Pero yo nunca aceptaré eso. Yo soy libre», clama Hamdidaf.
«Me niegan el derecho a decidir. Quiero volver a mi trabajo. Quiero estudiar un máster en la universidad que yo elija. Quiero trabajar en lo mío, el trabajo que yo decida», afirma la joven con resolución. Una determinación que le mantiene firme en su postura. Mahyuba sabe lo que quiere y sus aspiraciones son las de cualquier joven bien preparada que sueña con ejercer su profesión. «¡Quiero volver a España y no me dejan hacerlo!», añade.
La joven señala que se encuentra en el barrio tres del campamento de El Aaiún –de los cuatro asentamientos de refugiados saharauis en pleno desierto, el más cercano a la ciudad argelina de Tinduf–. «Puedo moverme por los alrededores, pero no muy lejos, ni sola. Aunque ya no me vigilan, ése es un mensaje de confianza, de que confían en mí», relata. Más allá de eso, volar alto, como a ella le gustaría, no se lo permiten. A Mahyuba le han cortado las alas.
«Algunas personas me han dicho: ‘Pero eres libre de ir al mercado’. Y sí… Pero no soy libre de ir a España», afirma. Desde su prisión sin muros del desierto, Mahyuba describe su mayor temor: «Tengo miedo de que nadie haga nada». Le aterra quedar para siempre atrapada en un mundo en el que no quiere estar.
El Ministerio de Exteriores español confirmó a este diario que está trabajando en el caso y que media con las autoridades argelinas y con el Frente Polisario, el movimiento independentista que administra los campamentos de refugiados, para que Mahyuba sea liberada pronto. Fuentes próximas a la familia de acogida de Mahyuba confirmaron a este periódico que Exteriores ha fijado una reunión, para hoy miércoles, con los padres adoptivos.
Ella llegó por primera vez a España en 1999, dentro del programa Vacaciones en Paz, mediante el que cientos de familias españolas acogen, durante el verano, a niños saharauis. En 2002, fue ratificado el acogimiento permanente en el seno de una familia de la localidad valenciana de Genovés. Desde que Mahyuba fue confinada, su familia y sus amigos en España han establecido una plataforma, Free Mahyuba, para sensibilizar sobre la situación de la joven y exigir su liberación.
Incluso, la organización Human Rights Watch (HRW) se ha pronunciado sobre su caso, el sábado pasado, cuando publicó un informe sobre la situación de los derechos humanos en los campos de Tinduf. HRW denunció que «las autoridades del Polisario no han intervenido para garantizar su libertad de circulación». Señaló: «Las autoridades del Polisario deberían aclarar, a todas las partes implicadas, que el confinamiento forzado constituye un grave delito penal, y asegurar que la mujer pueda ejercer su libertad de circulación abandonando el campamento, si así lo desea, y regresando a Europa». Según pudo saber EL MUNDO, que conversó el pasado martes 14 de octubre con el delegado del Frente Polisario en España, Bucheraya Beyun, las autoridades saharauis negocian con la familia de la joven su liberación y median para que «los padres entiendan que lo mejor para ella es que pueda seguir haciendo su vida».
El embajador del Polisario en Argelia, Brahim Ghali, expresó a HRW que «está intentando negociar con los familiares para persuadirlos de que permitan a la mujer salir del campamento», e indicó al respecto que, «si bien se busca que Hamdidaf ejerza su derecho a elegir, la sociedad patriarcal saharaui, con sus tradiciones, cultura y complejos vínculos familiares, exigía que abordaran el tema con suma cautela».
El confinamiento forzado de una persona incumple las disposiciones de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), proclamada por el Frente Polisario en el exilio en 1976. La nueva Constitución, aprobada en 1999, contempla en su artículo 26 la libertad de sus ciudadanos: «La libertad individual está garantizada. Nadie puede ser privado del ejercicio de su libertad salvo por ley». La Carga Magna reconoce también el derecho a «circular libremente».
Licenciada en Filología Árabe por la Universidad de Alicante, Hamdidaf trabajaba desde hace un año en la prestigiosa fundación Marie Curie, en Londres. La joven es cuatrilingüe: habla valenciano, español, árabe e inglés. Sus profesores de la Facultad la califican de «alumna brillante». Mahyuba tiene un futuro por delante que, por el momento, está en punto muerto, y también una vida de la que se ha visto apartada. «Tengo en España una familia a la que no quiero dejar de ver. Unos padres que me han cuidado como si fueran mis padres biológicos. Tengo a mis amigas… ¡No quiero dejar de ver a estas personas!», explica.
Ella niega que este conflicto sea una disputa para apartarla de su familia y sus raíces saharauis. «No se trata de una guerra entre familias. Nadie es más importante que mi familia saharaui. Yo quiero a mis padres con todo mi corazón, pero quiero mi libertad. No estoy obligada a hacer nada que yo no quiera. Saben que eso no es correcto», asegura. «Esto no es un ataque contra el pueblo saharaui. Ellos tienen que considerar que les quiero ayudar, pero a mi manera, no a la suya», precisa.
cuatro décadas en el exilio
Los refugiados saharauis comenzaron a huir en 1975, cuando Sáhara occidental, antigua colonia española, fue anexionada por Marruecos. Desde entonces, han malvivido en el desierto, en campos de refugiados establecidos en territorio argelino, cerca de la ciudad de Tinduf, y administrados por el Frente Polisario, sucesor del Movimiento para la Liberación del Sáhara.
Según las estimaciones de la ONU, entre 90.000 y 125.000 personas habitan estos campamentos.
El Polisario administra también una estrecha franja del Sáhara Occidental, los denominados «territorios liberados», que no están reconocidos por España ni por la ONU.
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